Su legado, que lo componen más de 600 obras, recorren géneros musicales tan variados como la música para cámara, la operística, la coral o la música sinfónica.
Comenzó desde muy pequeño a interesarse por los instrumentos musicales y por la composición -no en vano a los cinco años ya había compuesto varias obras-. En su etapa de adolescente ya figura como músico de la corte de Salzburgo aunque fue en Viena donde alcanzó la fama entre la aristocracia y la realeza.
Su temprana muerte a los 35 años, no exenta de misterio, vendría acompañada de una situación económica complicada (a pesar de su fama) y de multitud de composiciones, ya que, en los años previos a su muerte compuso muchas de las sinfonías, óperas y conciertos más conocidos como La flauta mágica, Réquiem o Don Giovanni que influyeron en compositores de la talla de Beethoven.
Os dejamos con algunas de sus frases más célebres:
“La melodía es la esencia de la música”.
“Ni una inteligencia sublime, ni una gran imaginación, ni las dos cosas juntas forman el genio; amor, eso es el alma del genio”.
“Nadie puede medir sus propios días, hay que resignarse. Sucederá como desee la providencia”.
“Nuevos amigos, nuevos dolores”.
“La música es el único camino hacia lo trascendente”.
“Sólo hay una cosa peor que una flauta, dos flautas”.
“En una ópera, la poesía por fuerza ha de ser hija obediente de la música”.
“Dadme el mejor piano de Europa, pero con un auditorio que no quiere o no siente conmigo lo que ejecuto, y perderé todo el gusto por la ejecución”.
“Demasiado para lo que es, demasiado poco para lo que podría haber sido”.
“Es un error pensar que la práctica de mi arte se ha vuelto fácil para mí. Le aseguro, querido amigo, nadie estudia tanto como yo”.
“Lo más necesario, difícil y principal en la música, es el tiempo”.
“Si el emperador me quiere, que me pague, pues sólo el honor de estar con él no me alcanza”.