Las bebidas energéticas presentes en el mercado mexicano rebasan la concentración de estimulantes recomendada por las autoridades de salud; esto empodera síntomas adversos al organismo de los consumidores; además, socava el bienestar físico de las personas, indicaron investigadoras del Instituto Politécnico Nacional (IPN).
Alertaron sobre la carencia de normas que regulen la venta de estos productos.
El consumo de estas bebidas ha crecido de manera significativa porque se adquieren de manera relativamente fácil, acotó Ofelia Gabriela Meza Márquez, investigadora de la Escuela Nacional de Ciencias Biológicas (ENCB). Por su parte, Marcela González Vázquez dijo que se analizaron 50 diferentes bebidas energizantes; advirtió a la comunidad que:
Contienen cafeína y taurina, que brindan vitalidad instantánea. Pero las sustancias estimulan al sistema nervioso y, conforme a la sensibilidad de cada individuo, pueden derivar en efectos como temblores, ansiedad, náuseas, arritmias, taquicardias, presión arterial elevada, insomnio, dolor persistente de cabeza y, en casos graves, paros cardiacos”.
Las politécnicas subrayaron que una medida recomendable de adicción de cafeína en una bebida son 20 miligramos por 100 mililitros; sin embargo, sus estudios arrojaron que la bebida de más consumo en México posee mil 126 miligramos del compuesto.
Si le agregamos que los jóvenes toman más de una bebida o la mezclan con alcohol e incluso con drogas, el efecto se potencializa y el daño a la salud es más severo, además por los efectos de euforia tienden a incrementarse los accidentes automovilísticos”.
Las investigadoras elaboraron un software basado en un modelo matemático estadístico conformado con los análisis realizados para conocer los compuestos de las bebidas; sus trabajos las han llevado a conocer, en un lapso no superior a los tres minutos, los ingredientes de las bebidas energéticas y sus cantidades.
Francia, Noruega y Dinamarca venden las bebidas energizantes solo en farmacias.
El modelo permitiría suplir métodos de análisis tradicionales y reconsideraron que sentarían las bases o estándares para que las autoridades competentes en la materia analicen estas bebidas y regulen su producción y etiquetado, pues la información que poseen los contenedores es escueta y confusa.