El canciller mexicano, Luis Videgaray, aseguró hoy que el Tratado de Tlatelolco, del cual este martes se celebra el 50 aniversario, debe servir de “inspiración” para que Latinoamérica enfrente los retos actuales en materia nuclear que permanecen latentes en el planeta.
En la inauguración del encuentro del Organismo para la Proscripción de las Armas Nucleares en América Latina y el Caribe (Opanal), que acoge la Ciudad de México, Videgaray aseguró que el Tratado debe ser un motivo de orgullo para los mexicanos y los latinoamericanos.
“Es en ese orgullo donde encontramos una inspiración para seguir adelante como región, enfrentando los retos complejos del mundo de hoy”, apuntó el secretario (ministro) de Relaciones Exteriores sobre un tratado que hizo de la región la primera zonal libre de armas nucleares densamente poblada.
El “riesgo nuclear”, señaló, sigue estando presente “de manera visible y tangible en la actualidad”.
Por eso “es el momento de dar el siguiente paso a favor del desarme”, consideró Videgaray, al recordar que el próximo mes las Naciones Unidas iniciarán negociaciones para sacar adelante un tratado internacional que prohíba este armamento.
Los países de Latinoamérica y Caribe, considerados hace cinco décadas “pequeños frente a las grandes potencias”, ahora “tienen una gran oportunidad” para promover, con un sentido de liderazgo, la paz.
La región puede lanzar su apoyo a “un mundo abierto, una sociedad que promueve la integración del mundo, que está en contra de las barreras, que cree en la libertad, incluyendo la libertad de libre comercio”, afirmó el canciller.
La negociación del Tratado (1962-1967) dejó “valiosas enseñanzas” -ahondó Videgaray-, tales como “la importancia de llevar a cabo procesos incluyentes, flexibles y transparentes”.
“La memoria histórica es la forma en la que preservamos el pasado para que sea útil al presente y para que ayude a contribuir a un futuro mejor para todos”, añadió.
El Tratado de Tlatelolco, que tiene ese nombre porque fue suscrito en la sede de la Cancillería mexicana, situada entonces en la zona de Tlatelolco de Ciudad de México, fue concluido el 14 de febrero de 1967.
Fue firmado y ratificado por todos los países de América Latina y el Caribe, aunque entró en vigencia el 25 de abril de 1969.
Este documento prohíbe el desarrollo, el emplazamiento y el ensayo de armas nucleares en la región.
Además, incluye un compromiso de que los poseedores de armas nucleares no las emplearán contra países de Latinoamérica y Caribe.