Derek Walcott, un poeta laureado con el Premio Nobel por capturar la esencia de su nativo Caribe y el escritor más reconocido internacionalmente de la región, falleció. Tenía 87 años.
Walcott murió la mañana del viernes en su casa en la isla de Santa Lucía, dijo su hijo Peter. La familia planeaba emitir un comunicado más tarde.
El Caribe, sus mitos y dialectos, pero también elementos de la enorme tradición literaria occidental: la obra del santaluciano Derek Walcott es considerada desde hace años como uno de los grandes crisoles poéticos del continente americano.
Walcott es un «Homero contemporáneo», elogiaba hace varios años una revista estadunidense al poeta y dramaturgo natural de Santa Lucía. «La fraternidad de las artes, Santa Lucía y el mundo han perdido a uno de sus famosos íconos literarios», lamentó la Fundación para el Desarrollo cultural de la isla caribeña al dar a conocer su muerte.
«Nuestra nación se siente sin duda orgullosa y honrada de poder calificarlo como un verdadero hijo de Santa Lucía».
Walcott recibió en 1992 el Premio Nobel de Literatura por su obra, que abarca más de 20 poemarios y era conocida entonces sobre todo en círculos especializados. El galardón fue el primero concedido a un escritor natural de una isla del Caribe.
Se trata de «una obra poética de gran luminosidad, sostenida por una visión histórica, resultado de un compromiso con la multiculturalidad», elogió entonces el Comité Nobel al autor, un descendiente de esclavos.
Walcott nació el 23 de enero de 1930 en Castries, la capital de Santa Lucía. En sus raíces se funden los antepasados europeos y africanos.
«Una mezcla africana, holandesa e inglesa, lo cual es probablemente típico del Caribe: todos son una mezcla de algo», decía el escritor en una entrevista de 2005. «Tengo en mí algo de holandés, negro e inglés / o no soy nadie o soy una nación», escribió el vate también en su poema The Schooner Flight.
Además del inglés como lengua oficial, en Santa Lucía se habla el «patwa» o criollo antillano, un francés mezclado con elementos africanos. Eso creó para él una situación muy peculiar en la que confluían el catolicismo, los rituales y la música africanos y los estudios de literatura inglesa, recordaba el autor. «Esa mezcla fue muy fértil para mí», contaba.
Walcott fue un autor fructífero, con más de 20 poemarios y más de 30 piezas de teatro publicados en inglés. La epopeya lírica Omeros, una adaptación de la Guerra de Troya como conflicto entre pescadores en el Caribe, es considerada como su obra maestra.
En español se han publicado, entre otros los poemarios, Pleno verano (2012), Garcetas blancas (2010), Verano (1984) y El viajero afortunado (1981).
En los inicios de su carrera, el poeta se trasladó en 1953 con tan sólo 23 años a la vecina isla de Trinidad, donde trabajó durante años como crítico literario y de teatro. Cinco años antes ya había publicado su primera antología póetica.
Más tarde se mudó para trabajar como docente de Literatura en Estados Unidos y creó en Boston el grupo de teatro Boston Playright’s Theatre. De 2010 a 2013 dio clases de poesía en la Universidad de Essex en el Reino Unido, donde recibió en el año de su llegada el premio T.S. Eliot por su libro de poemas White egrets.
Walcott pasó sus últimos años de vida otra vez en su tierra natal, que lo nombró el año pasado caballero con el título de Sir. «Siempre estuvo muy activo por la cultura y la herencia de la isla, así como por su preservación», recordó hoy la Fundación Cultural de Santa Lucía. «Su amor por Santa Lucía y el Caribe era evidente por las numerosas menciones al ‘hogar’ en su obra», agregó.