La medición de la pobreza es uno de los principales problemas que tiene México actualmente y que no le permite tener una adecuada política social para erradicar la condición en la que viven 55 millones de personas, coincidieron expertos y académicos.
La consecuencia de que las metodologías utilizadas para medir la pobreza se cambien de manera constante es que se tienen programas sociales que por años no han abonado a la erradicación de la desigualdad, además de que se tiene un sesgo en la noción del tema y hay una afectación directa en la concepción de la realidad del país.
Para Miguel Castillo Negrete, profesor del Departamento Académico de Estudios Generales del Instituto Tecnológico Autónomo Metropolitano (ITAM), la realidad es que la pobreza en el país se ha incrementado y es por el modelo económico “que no aceptamos” que fracasó.
“México debe medir bien y reconocer que vamos mal. Ha crecido la pobreza y la desigualdad, pero cuando el Inegi hace una investigación siempre concluye que la mayoría de la población es de clase media”, comentó en el panel ¿Por qué no disminuyen la pobreza y la desigualdad en México?, en un foro realizado en la Universidad Iberoamericana.
De acuerdo con Rodolfo de la Torre García, investigador del Centro de Estudios Espinosa Yglesias (CEEY), la discusión de la pobreza no debe centrarse en el ingreso o en si se rebasa o no la línea de bienestar, sino en las condiciones que ofrece el sistema económico. Explicó que en los estudios de movilidad social -donde se mide el impacto del entorno- fuera del control de las personas y bajo la idea de igualdad de oportunidades, en México las decisiones individuales influyen en menos del 30 por ciento en las condiciones de pobreza y desigualdad, es decir, la mayor parte de las condiciones de pobreza en las personas son por elementos que no están bajo su control.
“Las decisiones individuales no determinan si se vive en pobreza o no”, comentó.
Durante su participación, Pablo Yáñez, Coordinador de Investigaciones de la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (Cepal), refirió que de 1992 a 2012, se observa un claro estancamiento en la tasa de pobreza.
“Cuando decimos que la tasa tiene una persistencia, no significa que son las mismas familias todo el tiempo las que son medidas por esa incidencia, sino que hay familias que pudieron haber salido y regresar, ya que no hay una frontera mágica que divide a los pobres y no pobres y quienes están cerca de esa línea tienen un riesgo enorme de cruzarla. En la Cepal se contempla a la población vulnerable, porque estar por encima de la línea de pobreza no significa la salvación”, dijo.
Agregó que en el caso de México, sí se observó una tendencia fuerte a la baja, luego subió y finalmente, se estancó, esto porque el comportamiento del salario mínimo en los últimos 20 años está directamente relacionado con la pobreza.
Al respecto, Rodolfo de la Torre comentó que se debe trabajar en combatir la pobreza intergeneracional y elaborar políticas enfocadas en la transmisión de esa condición.
“En el caso de México, un crecimiento que se concentrara en los trabajadores con las menores remuneraciones; que se concentrara en aumentar el tamaño de los establecimientos que contratan a los trabajadores con menos capacitación, reduciría la trasmisión de pobreza. Los incentivos económicos se deben alinear a eso y no polarizar la estructura de la economía, concentrando la productividad en unos cuantos y excluyendo a otros”, precisó.
Para esto, dijo, se deben corregir los sesgos redistributivos y los programas de transferencias no se deben concentrar en los sectores de mayores ingresos. De acuerdo con sus cifras, el efecto de los programas sociales es de apenas 2 puntos porcentuales en la desigualdad, en otros países de la región suele ser de hasta 10 puntos y entre los países de la OCDE, hasta de 20 por ciento.
“La política pública no favorece a los de menores ingresos. Cuando hablamos de que el modelo económico no funciona, quiere decir que el mercado no genera crecimiento económico incluyente, no es plenamente competitivo, no es eficiente ni se pueden extraer los mayores beneficios redistributivos. Las autoridades encargadas de la política pública no están tomando decisiones a favor de las personas de menos ingresos”, agregó De la Torre.
Pablo Yáñez planteó la interrogante de por qué México, siendo un país importante a nivel mundial, tiene los niveles de pobreza y desigualdad actuales y consideró que se trata de “economía grande con bienestar bajo”.
“El nivel de la economía, tal como está hoy, debería permitir condiciones más altas de bienestar y niveles más bajos de pobreza. Inclusive, el país podría tener mejores niveles con los problemas estructurales que sigue arrastrando. El modelo de desarrollo es lo que se tiene que discutir, este es un problema de políticas públicas y de perspectiva de desarrollo”, dijo.
La Cepal ha insistido que desde los puntos de vista social, económico y ambiental, la pobreza está produciendo fisuras políticas de consecuencias muy graves.
“Se necesita crecimiento económico, pero también ver cómo se crece. De mantener la inercia actual no será posible pensar en la erradicación de la pobreza, quizá en siglos. Necesitas pensar además en un nuevo tipo de crecimiento que eleven la productividad que se traduzca en mejoras redistributivas”, agregó Yáñez.