Debido a complicaciones respiratorias, ayer alrededor de las 14:00 falleció en la capital mexicana el poeta chiapaneco Juan Bañuelos.
Sus restos, que serán cremados hoy a mediodía, fueron velados ayer en la funeraria J. García López, de la colonia Juárez.
Nacido en Chiapas en 1932, Bañuelos estudió en las facultades de Derecho, Filosofía y Letras; y en la de Ciencias Políticas y Sociales de la UNAM.
Fue uno delos fundadores del grupo integrado por cinco poetas mexicanos que en 1960 publicaron el volumen colectivo La espiga amotinada, que reunía Puertas del mundo, de Juan Bañuelos; La voz desbocada, de Óscar Oliva; La rueda y el eco, de Jaime Augusto Shelley; Los soles de la noche, de Eraclio Zepeda, y El descenso, de Jaime Labastida.
Este último comentó al respecto del fallecimiento de Bañuelos: “Perdemos al gran poeta del verso amplio y de la imagen profunda. Se ha ido un grandísimo poeta. Y aunque casi siempre se pone el acento en su actividad política y en su defensa del movimiento zapatista, lo que va a restar de él es su gran poesía. Estoy verdaderamente consternado porque fuimos amigos durante 60 años”.
El vate chiapaneco obtuvo el Premio Bellas Artes de Poesía Aguascalientes 1968 por Espejo humeante; el Chiapas en la rama de Arte 1984 por su destacada aportación a la lírica de México; el Bellas Artes de Poesía Carlos Pellicer 2001 por El traje que vestí mañana, así como el Premio Xavier Villaurrutia y el Premio de Poesía José Lezama Lima por A paso de hierba.
“En nombre de la familia Bañuelos, estamos consternados por la pérdida de mi padre. Fue una persona que aportó tanto a la literatura mexicana y, en particular, a la literatura que defiende los derechos indígenas. Estuvo en la lucha social y la defensa de los pueblos indígenas, de sus derechos. Fue una persona que se involucró con el Movimiento Zapatista y estuvo al tanto de la mediación cuando sucedió el conflicto en 1994.
“A él se le decía que era un poeta iracundo, que sus versos eran fuertes, contundentes. Evidentemente es una gran pérdida para nosotros en el plano personal, pero también en el plano de la literatura mexicana. Era un amante de su nación y de su entidad, de la naturaleza, le cantaba y hacía poesía dedicada a la cultura”, comentó Cecilia Bañuelos, hija del poeta en declaraciones recogidas por el Instituto Nacional de Bellas Artes (INBA) y dadas a conocer a través de un comunicado de prensa emitido ayer por la noche.
Otros de los poemarios de Bañuelos son No consta en actas (1971), Destino arbitrario (1982), Poesía de Juan Bañuelos (1988) y Donde muere la lluvia (1992).