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EFE

Su ligereza y tamaño (400 gramos) así como su precio asequible convirtió a la Leica en una cámara de fotos que no solo revolucionó el mundo de la fotografía profesional, sino que democratizó y llevó este arte a todo el mundo. Ahora una exposición en Madrid muestra ese cambio de paradigma.

A través de 400 fotografías tomadas por mitos como Cartier-Bresson, F.C. Gundlach, Fred Herzog, Elisabeth Hase o Robert Capa, la muestra “Con los ojos bien abiertos. Cien años de fotografía Leica”, que acoge desde mañana y hasta el 10 de septiembre la Fundación Telefónica, refleja el paso de pesadas y grandes cámaras a la pequeña Leica.

Un cambio de lenguaje visual al que se acogieron fotoperiodistas tras su lanzamiento al mercado en 1925 por Ernst Leitz, pero al que se sumaron años después mujeres, hombre y niños que vieron en este pequeño dispositivo una manera de adentrarse en ese mundo que consistía en detener el tiempo.

“Esta exposición es necesaria en estos días en los que todos somos fotógrafos, porque una fotografía ha sido siempre una buena fotografía”, destacó Andreas Kaufmann, presidente del consejo de Leica Camera, durante la presentación de esta muestra en la que el visitante no solo podrá ver fotos míticas como “Muerte de un miliciano“, de Robert Capa, o el icónico beso entre una enfermera y un soldado en Times Square, de Alfred Eisenstaedt.

También podrán contemplar piezas clave para entender esta revolución: una réplica de la Leica original de 1913-14, o la primera cámara que se puso a la venta en 1925, así como nueve cámaras más que muestran su evolución.

En palabras del comisario de la exposición, Hans-Michael Koetzle, se trataba de un nuevo formato cuya lente permitía captar a “dimensiones cortas” por lo que, como se ve en estos centenares de imágenes, los primeros planos son los predominantes.

“La Leica siempre nos acompañaba, tenía casi los 37 grados de temperatura porque iba pegada a nuestro cuerpo”, bromeó.

“Con los ojos bien abiertos. Cien años de fotografía Leica” recorre diferentes períodos históricos y artísticos como Leica y la “Neues Sehen” (Nueva Visión), donde se desarrolla la idea de que esta cámara fue fundamental en la creación de un nuevo lenguaje visual o “Fotoperiodismo”, ya que permitía hacer una foto detrás de otra, rápidamente, lo cual jugó a favor del recién nacido género del reportaje.

En la parte dedicada a la “Fotografía subjetiva”, se pone de manifiesto cómo cualquier “amateur experimentado” podía también crear imágenes artísticas. Y en “Fotografía humanista”, se muestran instantáneas del universo urbano como escenario, la vida cotidiana como representación teatral.

Le siguen “La nueva fotografía en color” y termina con “La fotografía de moda y la cámara Leica”, porque sus características especiales favorecieron la estética que adquirió la fotografía de moda, y la “Fotografía de autor”, con distintas clases de creadores que utilizaron diferentes recursos.

En esta especie de “viaje a través del S.XX”, como lo calificó Koetzle, también se podrá comprobar cómo la introducción de esta cámara supuso también una “revolución para las mujeres”. “Funcionaba, y funciona, como un reloj, y con un diseño muy elegante inspirado en la Bauhaus. A las mujeres les gustaba porque la podían meter en el bolso”, explicó.

La muestra, que está incluida dentro de la programación de PhotoEspaña 2017, también destaca el trabajo de fotógrafos españoles como Alberto García-Alix, Ramón Masats o Juan Colom, grandes maestros de Leica, como destacó el comisario, y lleva por primera vez a España material documental conservado por el Archivo Leica.