A pesar de que sus antepasados lucieron plumas, Tyrannosaurus rex probablemente tuvo piel escamosa, según evidencia fósil que asemeja la piel del enorme depredador con la de los reptiles modernos.
Durante su evolución, esta especie pudo haber abandonado sus plumas porque ya no necesita aislamiento cuando alcanzó proporciones gigantescas, proponen los científicos en un nuevo estudio.
Si la piel del T. rex tenía escamas, plumas o ambos, ha sido durante mucho tiempo un misterio, en gran parte debido a la falta de evidencia fósil.
Se han identificado plumas primitivas en algunos miembros del grupo de los tiranosaurios, lo que ha llevado a la especulación de que el ancestral depredador también lucía plumas.
En una nueva investigación, se analizaron las impresiones de la piel de un esqueleto de T.rex conocido como Wyrex, desenterrado en Montana. También investigaron restos de ejemplares que vagaban durante el Cretácico Superior en Asia y otras partes de América del Norte, incluyendo Albertosaurus y Gorgosaurus.
Los restos de piel del cuello, la pelvis y la cola de Wyrex muestran una piel escamosa y reptiliana, según un equipo dirigido por el doctor Phil Bell de la Universidad de Nueva Inglaterra, Australia.
En su artículo publicado en la revista Biology Letters, dicen que el tegumento fósil (cubierta exterior) de T.rex y otros miembros del grupo confirman que «estas formas de cuerpo grande poseían escamosa piel reptiliana», informa la BBC.
Los Tiranosaurios fueron temibles depredadores durante la última parte del Cretácico, hace 85 a 65 millones de años. Eran conocidos por sus dientes afilados, pequeños ojos y pequeños miembros inferiores (brazos). El grupo incluye Albertosaurus, Gorgosaurus, Daspletosaurus, Tarbosaurus, así como el icónico T. rex.