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Excélsior

El director me-xicano Roberto Kalb Zarmati (Ciudad de México, 1987) fue nombrado batuta residente del Teatro de la Ópera de Saint Louis, considerada una de las más importantes de Estados Unidos, cuya posición ocupará hasta el año 2020 y lo responsabiliza de organizar el repertorio de la orquesta, mantener el nivel de la agrupación, contratar solistas, observar las audiciones para los cantantes con roles principales e impulsar la construcción de un nuevo foso en dicho escenario.

En entrevista con Excélsior, Kalb Zarmati habló de su visión de la música y sobre algunos de los pormenores de su plan de trabajo al frente de la agrupación –en la que trabajó como asistente del director Stephen Lord desde 2015–, donde no buscará llevar a algunas de las estrellas del Met Opera de Nueva York, sino mantener el nivel musical de la orquesta, ampliar el espectro de solistas y compositores contemporáneos, y en algún punto no muy lejano, volver a México para dirigir alguna orquesta, dado que en los últimos siete años esta posibilidad se le ha negado.

Kalb Zarmati nació en la Ciudad de México el 16 de marzo de 1987, estudió en el Colegio Americano y empezó a tocar el piano desde los seis años con la profesora Marcia Freyre Andrade, a sugerencia del Conservatorio Nacional de Música. A los 13 años se interesó por la composición de música para películas.

Entonces era un súper fan de John Williams y en ese momento decidí que quería escribir música para películas, así que mandé una solicitud a un programa educativo en Michigan, donde fui aceptado a los 17 años”, expresó vía telefónica.

Posteriormente estudió composición en el Conservatorio de San Francisco, donde eligió escribir música y dirigir simultáneamente. “Por ahí del segundo año supe que crear música para películas no era para mí… porque me hacía sentir un poco atado, así que decidí componer música seria y, al mismo, tiempo dirigir algunos recitales con música de Mozart.

A esto le siguió una maestría en la Universidad de Michigan y un doctorado en el New England Conservatory, donde conoció a Stephen Lore, con quien empezó a colaborar. Sobre su repertorio, Kalb explica que en los últimos años se ha concentrado en compositores como Mozart, Puccini, Verdi. “Las bodas de Fígaro es mi ópera favorita, pero también me apasiona la música de Puccini, Verdi; y sinfónicamente las sinfonías de Beethoven, las de Brahms, Mahler, Mozart y, obviamente, la música contemporánea”.

¿Cómo ha sido tu relación musical con México? “Dirigí la Orquesta Escuela Carlos Chávez, como parte de un curso con Kenneth Kiesler, en 2012. Esa ha sido mi única experiencia dirigiendo una orquesta mexicana. En los últimos siete años he tratado de dirigir en nuestro país, pero no se ha dado. Aunque ahora, con este nuevo título, he empezado a recibir mensajes de México y muchas personas me están contactando”.

A la ópera de Saint Louis Roberto Kalb llegó en 2015, como director asistente de Stephen Lord. “Yo conocí al maestro Lord en Boston, donde fui su asistente en la ópera del Conservatorio de New England, y después me contrató como asistente en el Teatro de la Ópera de Saint Louis, donde dirigí una función de La Bohème, otra de Madama Butterfly y una más de La Clemencia de Tito, hasta hace unas semanas que me nombraron resident conductor”.

¿Ha sido la posición más relevante de tu carrera?

“Sí, por mucho, ya que Saint Louis es una de las óperas más importantes de Estados Unidos, especialmente en el verano, que comparte un lugar de importancia con la Ópera de Santa Fe, en Nuevo México, y desde antes está el MET Opera”.

 

PARTITURA HONESTA

Entre los planes de Kalb Zarmati para la Ópera de Saint Louis está la continuidad en la calidad de la agrupación y mantener una relación armónica entre la orquesta sinfónica y la ópera, lograda con la llegada de Stephen Lord.

Mi misión será continuar lo que se ha realizado, ya que prácticamente cada año estrenamos una pieza nueva y cada producción que se pone siempre es nueva; y aunque hay ciertas cosas que sí me gustaría cambiar creo que ésta es una gran compañía y debemos seguir el paso que llevamos”.

Sin embargo, al mismo tiempo Kalb buscará otras colaboraciones, como las que ya tiene firmadas con la Compañía de Ópera, de Canadá, o su debut en el Teatro de la Ópera de Michigan. “Créeme que estoy tratando de mantenerme bastante ocupado durante el año porque ya sé que este es un título muy importante, pero debo continuar con mi trabajo”.

Kalb Zarmati también habla de los planes que existen para construir un nuevo foso en la Ópera de Saint Louis.

Aquí me gustaría tratar de ver si podemos motivar a nuestros donadores para crear un fondo que nos permita reconstruir el foso del teatro, pero por ahora no puedo dar muchos detalles porque ese trabajo iniciaría en dos o tres años”.

¿Cómo definirías tu visión de la música?

“En los últimos 20 años se ha perdido un poco el director de orquesta al que realmente le importa la música, y ha prevalecido el director que sale al escenario, se mueve como loco, es emocional y vende boletos. Mi misión es transmitir la partitura en una manera honesta, apostar por la integridad musical con toda la pasión, integridad e inteligencia, pero sin involucrar el ego”.

“Mi idea es transmitir al público que la música clásica es para todo el mundo y no sólo para la gente rica o bien educada. Siempre comento a las personas que no planeen ir a conciertos, sino que caminen por ahí y cuando vean una sala entren y compren un boleto; no importa que vayan en jeans, porque el momento en que la música se convierte en algo planeado… pierde su aspecto humano”.

¿Cómo te ha afectado la actual situación política en Estados Unidos?

“Me ha causado mucho conflicto interno porque le he dedicado tanto tiempo, amor y música a este país… me ha causado problemas internos y me siento un poco decepcionado. Estados Unidos es un país que me ha aceptado completamente como mexicano y judío, sin problema, pero con este presidente (Donald Trump) no me siento tanto en casa. Al final, por suerte, tengo la ventaja de estar rodeado de gente bastante culta y liberal para quienes el origen es lo menos importante”.