Rocío de la Torre Luna, odontóloga de la Universidad Autónoma de Querétaro (UAQ) desarrolló una investigación para detectar la resistencia a los antibióticos de los genes blaTEM, cfxA, tetM y ermC en conductos radiculares —o la parte de la cavidad correspondiente a la porción radicular de los dientes— con diferentes diagnósticos.
De la Torre Luna detalló que esta investigación surgió tras observar la carencia de estudios en México acerca de la presencia de estos genes en conductos radiculares, así como las normatividades antimicrobianas vigentes en otros países respecto a la resistencia bacteriana en piezas dentales.
“Siempre me ha llamado la atención la microbiología. Entré a la especialidad gracias al apoyo del Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología (Conacyt). Uno de los requisitos era desarrollar una investigación y una tesis por lo que nos dimos a la búsqueda del tema. En un principio iba más relacionada a investigar bacterias, la presencia de Actinomyces en dientes con necrosis pulpar y previamente tratados; sin embargo, vimos que este tema ya estaba muy estudiado, entonces empezamos a analizar este tema, que era la búsqueda de genes de resistencia a antibióticos”, aseguró.
LA AUTOMEDICACIÓN INDUCE A LA RESISTENCIA BACTERIANA
En ese sentido, el docente asesor de la investigación de la UAQ, Rubén Domínguez Pérez, abundó que en México como en otros países de Latinoamérica, la autoprescripción es un problema grave porque a pesar de que desde hace unos años se implementó la receta obligatoria para la venta de antibióticos, estos aún pueden ser obtenidos con cierta facilidad.
“El problema de la autoprescripción no es solo porque se utilicen antibióticos cuando no son necesarios —por ejemplo, cuando la enfermedad no es de origen bacteriano—, también porque provoca que el antibiótico se tome por periodos más cortos o con dosis no apropiadas, esto a su vez impide que se alcance una adecuada concentración del fármaco en sangre y solo induce a la resistencia bacteriana”, advirtió.
Domínguez Pérez destacó que este trabajo se realizó en el Laboratorio de Investigación de la Licenciatura y Posgrados de Odontología de la Facultad de Medicina de la UAQ, con la colaboración del Laboratorio de Genética Molecular Microbiana de la División de Posgrado de la Facultad de Ciencias Médicas y Biológicas “Dr. Ignacio Chávez” de la Universidad Michoacana de San Nicolás de Hidalgo, a cargo de las doctoras Soledad Vázquez Garcidueñas y Ana Laura Guillén Nepita.
“Hicimos la selección de los pacientes que yo atendía en endodoncia con el apoyo de mi compañera Mariana Ahumada Cantillano; recolectamos las muestras a lo largo de un año, que fueron sometidas a congelación. Una vez obtenidas, fuimos a hacer todo el proceso de reacción en cadena de la polimerasa (PCR, por sus siglas en inglés) y de electroforesis en el Laboratorio de Genética Molecular Microbiana de la Universidad Michoacana de San Nicolás de Hidalgo”, mencionó.
De la Torre Luna explicó que en el trabajo de observación se detectó una presencia frecuente de esos genes en muestras de conductos radiculares, sobre todo en piezas que ya habían sido tratadas anteriormente.
“Nosotros vimos que el biofilm endodóntico —o sea de conductos radiculares— es un reservorio de estos genes de resistencia, esto es importante estudiarlo porque como odontólogos y especialistas en endodoncia no solo debemos limitarnos a eliminar bacterias para preservar la salud bucal, sino también los reservorios de bacterias que tienen estos genes de resistencia a antibióticos y que pueden complicar infecciones en cualquier parte del cuerpo”, advirtió.
El docente asesor de la investigación, Rubén Domínguez Pérez, abundó que próximamente publicarán un artículo en una revista especializada, para documentar puntualmente los resultados del proyecto.
“La investigación continúa, se van a investigar estos mismos genes de resistencia pero ahora en pacientes con diabetes y en periodonto. Se ha descrito específicamente que la microbiota oral y sobre todo aquella que habita dentro de conductos radiculares en dientes no vitales actúa como un reservorio de microorganismos resistentes a los antibióticos. El biofilm que se forma dentro de los conductos proporciona un excelente medio de cultivo para el intercambio de genes de resistencia, entre muchos otros”, aseguró.
Domínguez Pérez destacó la variedad y abundancia de estos biofilms, y que en ellos se encuentran tanto bacterias patógenas como comensales, lo que difunde aún más la resistencia, pues al estar en la cercanía célula con célula de una gran variedad de especies, la transferencia de genes entre ellas es mayor.