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EFE

Un grupo de arqueólogos marinos ha hallado nuevos tesoros, entre ellos un brazo masculino de bronce en muy buen estado, entre los restos de un barco romano que naufragó hace más de 2 mil años en un golfo de la isla griega de Anticitera, en el mar Jónico.

Además de la extremidad superior, esta última expedición encontró piezas de bronce con pliegues de ropa, un disco de bronce y multitud de fragmentos de mármol.

La misión tuvo lugar entre el 4 y el 20 de septiembre alrededor de la isla de Anticitera, cuya denominación da nombre al famoso “mecanismo de Anticitera”, también rescatado del hundimiento del barco.

Un barco que fue hallado en 1900, a una profundidad de unos 50 metros, por pescadores de esponjas que buscaron refugio de una tormenta en un golfo de la citada isla, y que desde entonces no ha parado de proporcionar hallazgos.

El brazo de una escultura que llevaba más de 2 mil años debajo del mar de Grecia fue extraído este septiembre. Foto: ARGO/Brett Seymour

En aquel momento, al bucear en la zona en busca de esponjas uno de esos pescadores localizó el naufragio, y el capitán del barco fue el primero en sacar uno de los tesoros que el velero comercial llevaba conservando en sus tripas desde hacía casi 2 mil años: un brazo de una estatua de bronce.

Poco después se emprendió la primera expedición arqueológica que sacaría a relucir uno de los mayores tesoros que se hayan encontrado jamás en aguas helenas, el mecanismo de Anticitera, considerado la primera “computadora” de la historia y cuyo significado no se descifró hasta un siglo después.

Este artilugio de gran complejidad técnica era utilizado para predecir posiciones astronómicas e incluso también la fecha exacta de seis certámenes griegos antiguos: los Juegos de Olimpia, los Juegos Píticos, los Juegos Ístmicos, los Juegos Nemeos, los Juegos de Dodona y los de la isla de Rodas.

Las ruedas dentadas del mecanismo de Anticitera han tardado más de 100 años en ser descifradas y actualmente se pueden encontrar expuestas en el Museo Arqueológico de Atenas.

Las investigaciones se detuvieron en 1902 y no fue hasta 1976 cuando el equipo de Jacques Costeau recogió el testigo de las expediciones.

Bajo el liderazgo del oficial naval francés se hallaron otros trozos de revestimiento de plomo y fragmentos de cerámica.

La expedición del naufragio fue reemprendida hace tres años por el Departamento de Antigüedades Subacuáticas del Ministerio de Cultura de griego, y desde entonces cada misión saca a la luz nuevas joyas o, como el año pasado, incluso restos humanos.

El mecanismo de Anticitera es considerado la primera “computadora” de la historia. Foto: Especial

Hasta ahora las excavaciones se habían limitado a las zonas colindantes del barco.

Sin embargo, este año las exploraciones se han ampliado a dos áreas más en las que además del citado brazo han sido hallados fragmentos de estatuas de mármol y bronce, localizados bajo una gran roca que las sepultó, presumiblemente durante un potente movimiento sísmico.

Entre los objetos de mármol más destacados figura el de una pierna posiblemente de hombre sobre un zócalo, hallada igualmente bajo una enorme roca.

Los recientes descubrimientos esperan arrojar más luz sobre las incógnitas que todavía rodean el naufragio de la embarcación.