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Ernesto “El Che” Guevara (Rosario, Argentina, 14 de junio de 1928-La Higuera, Bolivia, 9 de octubre de 1967) es un fenómeno muy interesante. Además de líder de una revolución que nadie hubiera pensado que pudiera triunfar, por ser Cuba un país pequeño ante la enorme potencia que era Estados Unidos, se convirtió en gran símbolo mundial por su preclaro ideario político, rebeldía y muerte temprana.

La isla tenía un gobierno servil a Estados Unidos cuando él y otros personajes se lanzaron a esa gesta que provocó eco en América Latina. Junto a él hubo otras figuras destacadas, sin embargo, “El Che” fue otra cosa, un punto y aparte, “porque Fidel Castro fue un líder muy reconocido que representó a la Revolución Cubana, pero “El Che” se convirtió en un símbolo mundial”, dijo la doctora Elvira Concheiro, catedrática de la UNAM.

Experimentada intelectual del Centro de Investigaciones Interdisciplinarias en Ciencias y Humanidades, profesora en la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales y especialista en temas relacionados con el pensamiento crítico y marxista, destacó que en ese momento el planeta vivía una situación particular, pues se estaba gestando la Revolución Cultural que detonó en 1968 con un movimiento estudiantil que englobó a cerca de 200 naciones.

Justo en ese momento histórico, los jóvenes se levantaron y protestaron por su situación y rompiendo viejos prejuicios y formas que los oprimían, ocurrió la Revolución Cubana.

“El Che” se convirtió en una figura inmortal en el momento en que fue asesinado hace 50 años, el lunes 9 de octubre de 1967 a los 39 años de edad. Con su 1.75 metros de estatura, Guevara, destacó como militar y político, aunque su formación académica fue de médico.

En ese momento ya se había dado el movimiento estudiantil en Alemania y en los albores del 68 comenzaron las movilizaciones más serias en Francia y otros países como México.

La Revolución Cubana fue un acontecimiento de suma importancia, desde luego, pero fue el asesinato de Ernesto “El Che” Guevara, en un momento en que los jóvenes abrazaban la necesidad del cambio, lo que forjó la insignia de la juventud, tan vigente hasta este día.

De acuerdo con la entrevistada, ese personaje se convirtió en espejo para millones de jóvenes del mundo, tuvieran o no ideas políticas o el sentido político que tuvo la lucha de “El Che”. “Un segmento de la juventud, por ejemplo, sólo quería traer el cabello largo y sus padres no los dejaban, y aun así, se sintieron identificados con ‘El Che’, símbolo de libertad y de quien decide romper ataduras y yugos; esa es la aspiración de todo joven”.

Consecuentemente, desde hace medio siglo la enorme fuerza de la figura de “El Che” no es solamente comercial o simbólica en el sentido más reducido, sino que se convirtió en una interlocución con todos los jóvenes y sus aspiraciones, generación tras generación hasta estos días. “Guevara es peculiar porque no fue líder en el sentido tradicional, pues para él no hubo fronteras y lo mismo hizo en Argentina, en Cuba, y después en África”.

“El Che” Guevara siempre se involucró con los procesos de la gente, fue “muy par” con todos y nunca vio por encima a nadie. “Su tipo de liderazgo fue singular porque siempre pasó por las mismas condiciones que cualquier otro revolucionario”, abundó la doctora Concheiro, quien accedió a esta entrevista pese a su activa agenda académica, la cual oscila entre la docencia universitaria y la investigación y análisis del marxismo.

Recordó que para Ernesto Guevara, “las revoluciones son y las hacen los pueblos”, y lo decía en relación a su idea de que “se hacen a la manera de cada pueblo”, y no como se le acusó en el momento de la Guerra Fría, de ser un simple seguidor de la Unión Soviética.

“El Che” era de los más insistentes en señalar que había que ver la Revolución Cubana en su propia característica, y observar que la planeó y realizó el pueblo cubano a su manera.

Ha tenido vigencia estos 50 años y hoy, más que nunca, en Latinoamérica vivimos hechos que han llevado a nuestros países a mayores dificultades económicas, sociales y culturales, porque tenemos la presencia avasallante de la cultura norteamericana junto a procesos de deterioro social, como el narcotráfico en varias naciones. Así funciona el capitalismo delincuencial por eso, como nunca, necesitamos por lo que él tanto luchó.

Otro aspecto destacable en la figura de ese personaje es la vocación que lo llevó a dejar la situación cómoda de dirigente que tenía en la Revolución Cubana para iniciar una tarea que al final fracasó.

“Intentó emprender la revolución en otras naciones, y en ese camino, más allá de juzgar a “El Che” en su error de no analizar las cosas correctamente, debemos admirar su determinación por cambiar las cosas aún a costa de su vida”, acotó Concheiro.

Guevara es también una figura ética. En momentos en que la política se convierte en “politiquilla”, en una práctica corrupta, degradada y de intereses individuales, la figura de “El Che” crece, y lo que los jóvenes del mundo ven en él es a un tipo honesto, dispuesto a dar todo por cambiar las condiciones de injusticia y desigualdad, y lo hizo poniendo su alma, su pensamiento, su cuerpo y su vida; eso tiene enorme valor en nuestros días, explicó.

Para la doctora Concheiro, Ernesto “Che” Guevara” ha sido a una escuela inmensa a lo largo de su vida. “En lo personal, yo fui parte de esos jóvenes que lo tuvieron como una figura de gran peso, sin embargo, su enseñanza para mí fue en el sentido de no imitarlo, ni a él ni a Fidel Castro, porque ellos dos hallaron un camino original para encontrar un cambio en Cuba; yo, siempre supe que en mi país, debía buscar mi propio camino”.

De acuerdo con expertos, fue el 9 de octubre de 1967, en una vieja escuela de escasas aulas en La Higuera, un pequeño pueblo de Bolivia, aproximadamente a las 12:45 horas, que el sargento Mario Terán alzó su carabina M1 y disparó repetidas veces a Ernesto Guevara, quien llevaba meses combatiendo junto a un grupo guerrillero en el país y al que se había dado orden de matar tras su captura en batalla.