Con la finalidad de hacer atletas más exactos y precisos para obtener mejores resultados en sus respectivas disciplinas, hoy fueron presentados los resultados que el laboratorio biomecánico de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) aplicó a diversos deportistas.
La presentación estuvo a cargo de Adrián Elías Jiménez, técnico académico del laboratorio de la Universidad Biomecánica de Juriquilla, Querétaro, del Instituto de Neurobiología de la UNAM, al señalar que lo que se pretende con ello es evitar lesiones y aumentar el rendimiento en los atletas mexicanos en general.
“Exactitud y precisión eso es a lo que les vamos a ayudar a todos nuestros atletas en sus diferentes disciplinas, ser más exactos y precisos; cuantificar lo que antes no era cuantificable. Este procedimiento es más exacto y tratamos de prevenir lesiones y aumentar el desempeño del atleta”.
En entrevista luego de la presentación que hizo sobre este proyecto impulsado por la UNAM para detectar y pulir las cualidades de los atletas en el país, el exgimnasta explicó las pretensiones del mismo.
“Queremos ofrecer un servicio alterno al deportistas y abrir protocolos de investigación, hacer un trabajo en conjunto con entrenadores, fisiólogos, instituciones, etcétera, para hacer una aportación al atleta de cualquier disciplina”, comentó.
El técnico académico dijo que a través de este estudio se crea una base de datos para establecer parámetros en cuanto a fuerza, velocidad y movimiento del deportista, conocerlo con mayor precisión, y puso el caso del nadador estadunidense Michael Phelps, multimedallista olímpico.
“Con Michael Phelps se trabajó en este sentido desde el túnel de agua, se puede decir que es un deportista de laboratorio, y nosotros trabajamos con garbanzos de a libra a los que pretendemos hacer mejores atletas”, expuso.
Daniel Ruvalcaba, portero del representativo de la UNAM y estudiante de la Facultad de Química, fue sometido a este proceso biomecánico para detectar sus virtudes y deficiencias como él lo explica, pero señaló que en las cuatro horas de prueba el único inconveniente fue que el estudio se le realizó en salón y no en cancha.
“En el caso del futbol, el balón nos impide un poquito y la superficie es diferente, hacer la prueba en un gimnasio y con tenis de correr no es lo mismo que hacerlo en pasto y con zapatos de futbol. Hay pequeñas variantes fáciles de corregir”.
Sin embargo, no dudó en recomendar al primer equipo de Pumas de la UNAM a someterse a este protocolo, “pero no en estos momentos, creo sí le falta un poco de más proyección al trabajo. Es muy bueno pero somos pocos los jugadores sometidos a estas pruebas”.