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La Secretaría de Cultura detalla que el origen del Día de Muertos se remonta a tiempos prehispánicos, que más tarde se conjugó con tradiciones religiosas y populares.

Para los pueblos indígenas, las tradiciones para celebrar a los muertos o antepasados constituye una de las costumbres más profundas que se realizan.

La dependencia detalla en su página web que en las regiones maya, nahua, zapoteca y mixteca, dicha celebración no sólo tiene relevancia en la vida ceremonial y festiva de los pueblos, sino que su propia naturaleza la coloca como uno de los núcleos centrales tanto de la identidad y la cosmovisión de cada grupo, como de su vida social comunitaria.

Los mexicas tenían dos festejos dedicados a la muerte. El primero era el llamado miccailhuitontli, el 16 de julio, dedicada a los niños muertos en el que se cortaba un árbol, cuyo tronco se erigía en la tierra y se elaboraba una ofrenda de flores. El segundo, denominado huey-miccailhuitl, dedicado a los difuntos adultos, que se llevaba a cabo el 5 de agosto. En esta ocasión, se derrumbaba el tronco sembrado en la celebración que le antecede y se preparaban comidas y sacrificios”, se detalla en dicho sitio web.

 

EUROPA Y LOS FIELES DIFUNTOS

 

De acuerdo con la Sectur, En Europa la celebración del Día de los Fieles Difuntosinició en el siglo XI con el objetivo de honrar a los creyentes que habían muerto.

La fecha del 1 de noviembre proviene de la celebración de Todos los Santos y el 2 de noviembre, la de los Fieles Difuntos.

Fue, a partir del siglo XIII, cuando la Iglesia romana formalizó su presencia en el calendario litúrgico. La danza macabra, una fiesta medieval Europa de mediados del siglo XIV es una celebración en la que vivos y muertos conviven arropados por la música.

 

CALAVERITAS DE AZÚCAR, UN DELEITE DEL DÍA DE MUERTOS

 

La dependencia detalla que el origen de las calaveritas de azúcar proviene de las culturas mesoamericanas. Y es que la muerte, para los antiguos mesoamericanos era sólo la conclusión de una etapa de vida que se extendía a otro nivel.

En la práctica era común conservar cráneos y mostrarlos durante los rituales que simbolizaban el término de ese ciclo.

A la llegada y conquista de los españoles, los rituales que iban en contra de los preceptos de la religión católica fueron prohibidos y en muchos casos, ante la resistencia de los pueblos indígenas por eliminarlos, se sustituyeron por otros”, detalla la Sectur.

En cuanto a las calaveras que eran publicadas en gacetas en verso a manera de crítica, se hicieron populares en la segunda mitad del siglo XIX gracias a grabadores como Gabriel Vicente Gaona, Manuel Manilla y muy especialmente José Guadalupe Posada.

jcp