«Adolfo Ruiz Cortines amaneció de muy buen humor. A eso de las 7.30 llamó al Regente de la Ciudad, Ernesto P. Uruchurtu. -«Buenos días, Ernesto. me levanté con los periódicos y me llevé la sorpresa de lo de López Mateos. Cuánta razón tenía usted cuando le vio posibilidades… y yo que nunca le creía a usted. Uruchurtu sabía que el Presidente era de ironías y guasas y le siguió la corriente. -«Para que vea usted, Señor Presidente que los yaquis sabemos adivinar el futuro». -«Ya lo veo, Ernesto. En cambio, los veracruzanos somos medio pendejos. Bueno, lo dejo porque viene López Mateos a desayunar conmigo y no quiero que me espere sino que yo lo esperaré en la puerta». La anécdota la cuenta José Elías Romero Apis en «Excélsior».