La noticia recorrió el mundo. La casa Christie’s subastó el pasado miércoles en Nueva York un cuadro por 450.3 millones de dólares, récord absoluto. Para entender el monto había que completar la información diciendo que el autor de la obra no era otro que Leonardo da Vinci. “Salvator Mundi” es la única pieza del artista italiano que se mantiene en manos privadas.
Sin embargo, en las últimas horas empezó a crecer una polémica que conmueve al mundo del arte. El cuadro subastado podría no ser de Leonardo, sino de un discípulo, Giovanni Boltraffio, que trabajó en su estudio.
La primera piedra la arrojó el crítico neoyorquino Jerry Saltz. “No soy un historiador del arte, pero he visto arte por casi 50 años y una mirada a esta obra me dice que no es de Leonardo. La pintura está absolutamente muerta. Su superficie es inerte, barnizada, chillona. Fue pintada y repintada tantas veces que parece simultáneamente nueva y vieja”, escribió.
En el mismo sentido se manifestó Todd Levin, curador del Levin Art Group. “No creo que sea correcta la atribución a Leonardo. Me parece que es de Giovanni Boltraffio”, afirmó.
No obstante, la discusión no está saldada. A mitad de camino se encuentra Carmen Bambach, especialista en arte del Renacimiento italiano y curadora del Museo Metropolitano de Nueva York. Según un artículo que escribió en la revista Apollo en 2012, existe la posibilidad de que sea una obra conjunta.
“Habiendo estudiado y seguido la pintura durante el tratamiento de conservación, y viéndola en el contexto de exhibición, buena parte de la superficie parece de Boltraffio, pero hay pasajes hechos por Leonardo, como las manos de Cristo, parte de la manga derecha y el orbe de cristal que sostiene con la izquierda”.
El “Salvator Mundi” tiene una larga historia. Tras formar parte de la colección de Carlos I de Inglaterra (1600-1649), y pasar por muchas manos, terminó en poder de un multimillonario ruso, que lo compró en 2013 por 127.5 millones de dólares.
Así se llegó a la subasta del miércoles pasado. La puja se prolongó por cerca de veinte minutos, un período muy largo para los estándares habituales. El precio inicial fue de 70 millones de dólares, pero tres minutos después se habían llegado ya a los 200 millones.
Dos de los asistentes protagonizaron la parte final de la puja, y uno de ellos se la adjudicó cuando elevó de 370 a 400 millones de dólares la cantidad ofrecida, siempre como precio de martillo. Según Christie’s, el valor alcanzado en el remate representa un récord mundial de cualquier obra de arte subastada hasta ahora. Al precio de martillo hay que agregarle la prima que debe abonar el comprador.