El secretario de finanzas de la capital, Édgar Abraham Amador Zamora, sostuvo que la Ciudad de México cuenta con una suma inmediata de dos mil 100 millones de pesos que pueden ser utilizados para tareas de reconstrucción.
En el Presupuesto del próximo año, afirmó, se tienen previstos dos mil 500 millones de pesos para el Fondo de Reconstrucción, 477 millones destinados a actividades específicas y 100 millones que por ley se envían al Fondo de Atención a los Desastres Naturales en la Ciudad de México (Fonaden) y que, a su vez, se traducirán en recursos presupuestales para la reconstrucción.
En el Presupuesto de Egresos de 2018, explicó, no hay un apartado específico para la reconstrucción; sin embargo, los recursos destinados a esta labor provienen de dos fuentes: la presupuestal y la no presupuestal, es decir, el Fondo de Contingencias.
“Adicionalmente se ha platicado que el presupuesto participativo sea llevado de manera prioritaria a la reconstrucción. Los organismos están enfocados a dedicar la mayor parte de su presupuesto a la reconstrucción”, afirmó el funcionario del gobierno capitalino.
Amador Zamora indicó que las actividades estarán concentradas en el Instituto de Vivienda (Invi) y en la Secretaría de Obras y Servicios, “sin descuidar la red de seguridad social y las inversiones prioritarias que están en curso”.
En tanto, el jefe de gobierno de la Ciudad de México, Miguel Ángel Mancera Espinosa, recalcó que el presupuesto destinado a la capital en 2018 estará destinado, en gran medida, a las tareas de reconstrucción ante los daños que dejaron los sismos de septiembre pasado.
“El presupuesto de 2018 es de reconstrucción, que no haya ninguna duda. Todas nuestras acciones irán enfocadas a priorizar labores en materia de vialidades, señalización, agua, movilidad, todos y cada uno de los puntos estratégicos irán con este enfoque”, reiteró el mandatario.
A su vez, el titular de la Consejería Jurídica y de Servicios Legales, Manuel Granados Covarrubias, detalló que las normas consideran también obras de apuntalamiento, rehabilitación temporal y demolición.
Asimismo, de niveles de riesgo, conexión entre elementos existentes y materiales o elementos nuevos, reparación o reforzamiento de esos elementos, rehabilitación de edificios con planta baja débil y edificios dañados por golpeteos de edificios contiguos, rehabilitación de la cimentación y elaboración de una memoria de cálculo.
Abundó que el esquema normativo fue diseñado con base en las experiencias de los sismos de 1985 y 2017 y fue revisado por corresponsables de obra con registro vigente.