Una joven estudiante de la maestría en Estudios Mesoamericanos de la UNAM recibió este martes uno de los reconocimientos más importantes de antropología en México.
Sara Isabel García Juárez fue reconocida con el premio INAH 2017 Francisco Javier Calvijero por su tesis de licenciatura “la historia de Piedras Negras a través de sus inscripciones jeroglíficas: auge y ocaso del linaje de las Tortugas”, debido a sus importantes descubrimientos sobre la organización política de la ciudad.
Piedras Negras se encuentra situada a orillas del río Usumacinta, en una región de difícil acceso cercana a Tabasco, donde hasta el momento se habían realizado pocos estudios sobre su historia.
En su investigación, la joven se centró en la segunda mitad de la historia dinástica de esta ciudad maya guatemalteca.
Además de que el documento de más de 700 páginas de extensión es un aporte valioso para el campo de los estudios epigráficos, la joven ha superado dos importantes obstáculos para llevarlo a cabo, el primero es que su campo de estudio está constituido principalmente por investigadores del género masculino, y el segundo que padece de una discapacidad auditiva por la que requiere usar aparatos auditivos en ambos oídos.
Uno de los principales hallazgos de su investigación fue el descubrimiento de la fecha de entierro de un gobernante llamado K‘inich Yo‘nal Ahk II además de proponer un método didáctico para leer las inscripciones mayas.
Este no es el único logro reciente de la estudiante, pues este año también recibió una mención honorífica del Premio Palenque 2017 también otorgado por el INAH por su ensayo “Yokib’ chan ch’e’en, el Cielo y el Pozo de Yokib’: historia sagrada y espacios primordiales de Piedras Negras”.
La joven investigadora continúa estudiando la histora de Piedras Negras y como parte de su programa de posgrado realizó una práctica de investigación el University of Pennsylvania Museum of Archaeology and Anthropology en la ciudad de Filadelfia, Estados Unidos, donde consultó documentos de excavaciones que se realizaron en la ciudad maya entre 1931 y 1939.
“Fue muy revelador. Encontré fotos, notas de campo de los arqueólogos, dibujos de las inscripciones, de las estelas in situ, información muy importante”, relató la estudiante.
Sara continuará realizando investigaciones sobre la región del Usumacinta y su historia dinástica, política y militar en sus estudios de doctorado, los cuales planea iniciar al terminar sus estudios de maestría.