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EFE

Arqueólogos informaron hoy en Guatemala que lograron revelar con tecnología láser LiDAr la extensión de las antiguas ciudades de las tierras bajas mayas, con la identificación de hasta 60 mil estructuras individuales que permiten calcular en unos diez millones el número de personas que las habitaron.

Los resultados de este proyecto fueron dados a conocer por los investigadores Marcello Canuto y Francisco Estrada-Belli, gracias a los hallazgos realizados en el departamento de Petén, en el norte de Guatemala, con la iniciativa Pacunam LiDAr y revelan la gran dimensión de sitios arqueológicos mayas.

Los arqueólogos usaron dicha técnica de teledetección óptica, que utiliza la luz de láser para obtener una muestra de la superficie de la Tierra con mediciones exactas, lo que, según los expertos, ha revolucionado la arqueología en el país centroamericano y evidencia que hubo unos 10 millones de habitantes en las tierras bajas mayas.

Esta técnica (Ligth Detection And Ranging, que penetra el manto forestal) revela por primera vez decenas de antiguas ciudades mayas en la selva de Petén, permitiendo mejorar la visión del urbanismo, la agricultura y la guerra de esa civilización.

Es así, como los expertos descubrieron en las áreas de El Zotz, La Corona-Achiotal, Holmul, Naachtum, Uaxactun, Xultun-San Bartolo, Tikal, El Perú-Waka y El Tintal, unos centros urbanos desconocidos con “grandes plazas y pirámides” que llevaron años de construcción teniendo en cuenta los métodos tradicionales.

“Vistas como un todo, terrazas y campos de cultivos con canales de riego, aguadas, sitios fortificados y grandes calzadas revelan modificaciones al paisaje natural hechos por los Mayas en una escala previamente inimaginable”, detalló Estrada-Belli.

En este mismo sentido se pronunció su colega Canuto, quien dijo que ahora “parece claro” que los mayas “transformaron su medioambiente a gran escala con el fin de hacerlo más productivo para su agricultura”, lo que evidencia que el área estuvo más poblada de lo que pensaba, con unos diez millones de personas.

Esta estimación demográfica, que había vivido en las épocas preclásica (mil a.C – tres mil a.C) y clásica (300-900 d.C), tenía unos campos de cultivos extensos, alrededor del 95 por ciento de la tierra disponible, con amplias áreas de humedales convertidas en campos de cultivo gracias a unos ingeniosos y evolucionados canales de drenaje.

Más de 60 mil estructuras individuales se han identificado hasta el momento, entre las que hay viviendas, grandes palacios de la realeza y pirámides, además de cuatro grandes centros ceremoniales, lo que evidenciaría que el sitio arqueológico de Tikal fue una ciudad más grande de lo que se pensaba.

En todo este proceso analizado por el equipo de arqueólogos, de instituciones guatemaltecas, estadounidenses y europeas que vigilan un total de dos mil cien kilómetros cuadrados en la Reserva de la Biosfera Maya, se demuestra además que los conflictos tuvieron un factor determinante en la evolución de la antigua cultura maya.

“Probablemente configuraron el surgimiento y desarrollo de algunas de las ciudades más grandiosas”, aseguraron los expertos, que corroboraron la existencia de un “sistema masivo de calzadas” en toda la región de tierras bajas, canales para guiar el agua de lluvia y un sistema de fortificaciones en el Zotz, ciudad vecina a Tikal, con múltiples murallas y torres de avistamiento.

Los avances encontrados hasta el momento se darán a conocer por primera vez en el documental Tesoros Perdidos de los Mayas, un reportaje especial que se emitirá por primera vez el 11 de febrero en National Geographic.