Las grandes figuras de dromedarios esculpidas durante la era cristiana en rocas del desierto de Arabia Saudí son un hallazgo inédito y rodeado de misterios, a juicio del equipo de arqueólogos franco-saudí responsable de este descubrimiento en el ahora bautizado como “Sitio del Camello”.
“El grabado es absolutamente excepcional”, explicó emocionado a EFE uno de los descubridores, Guillaume Charloux, que aseguró que se sentía “como en un pequeño museo” frente a las piedras en las que encontraron una docena de animales esculpidos y en parte borrados por la erosión.
Aunque es difícil establecer la edad del “Sitio del Camello”, los investigadores estiman que fue creado alrededor de la era cristiana, en los primeros siglos antes o después de Cristo, tras compararlo con un relieve del turístico monumento de Petra, en la vecina Jordania.
Un hallazgo que se remonta a 2016, cuando varios saudíes llevaron a los arqueólogos a este lugar en la provincia de Al Yauf, en el noroeste del país.
Enseguida se dieron cuenta de la originalidad de las figuras. “No hay otras iguales en toda Arabia Saudí”, afirmó Charloux, al que acompañaron miembros de la Comisión saudí para el turismo y el patrimonio nacional.
Sobre todo les llamó la atención que los dromedarios estuvieran hechos a tamaño real, en relieve y con una calidad que “muestra que los escultores eran profesionales”, según explicó este arqueólogo miembro del Centro Nacional de Investigaciones Científicas (CNRS) de Francia.
Existen otras hipótesis “menos probables” sobre la autoría, que consideran que las representaciones pudieron ser obra de viajeros o comerciantes, ya que se trataba de una zona de paso.
La localización desértica del “Sitio del Camello” y su proximidad con rutas de viaje hacían el lugar “favorable a las paradas pero poco propicio a la instalación permanente”, señala en una nota el CNRS.
El sitio era un “lugar de tránsito emblemático” y las grandes rocas posiblemente servían como señalización, explicaron los arqueólogos en la revista “Antiquity”, que este mes publica el hallazgo.
Estos tallados también son “excepcionales” por la ausencia de texto, muy común en sitios similares, y por la presencia de un burro grabado entre los dromedarios, algo que nunca se había visto hasta ahora.
La escena en cuestión representa a un dromedario tumbado que gira su cabeza hacia un animal, “posiblemente un burro o una mula”.
Una de las incógnitas es el uso que se le dio al lugar a lo largo de los años, aunque los autores creen que las imágenes talladas en la roca seguramente “fueron objeto de algún tipo de veneración”.
Para Charloux, ahora la urgencia es “proteger el sitio” de actividades de vandalismo que puedan dañar las figuras, ya bastante difuminadas por la erosión.
Un deseo que comparte todo el equipo de arqueólogos, cuyo principal objetivo es “generar conciencia sobre el patrimonio cultural en peligro” para que el Estado saudí se haga cargo de la preservación de esas rocas excepcionales.
Las milenarias pinturas rupestres y petroglifos de dos zonas del desierto de Hail, en el norte de Arabia Saudí, fueron declaradas Patrimonio cultural de la Humanidad por la Unesco en julio de 2015.
Los antepasados de los actuales árabes esculpieron en las rocas de Shueimes y Yobba -en ese desierto- miles de figuras humanas, animales, árboles, utensilios y armas primitivas, entre otras, que datan de entre 3 mil y 10 mil años a.C.