«No es una exageración decir que Ricardo Anaya se juega la vida política en estas semanas de doble golpeteo- PRI y MORENA-. Enfrenta una tarea difícil: deberá negarle a sus rivales la posibilidad de definirlo como un corrupto arribista. Para lograrlo necesitará aclarar con contudencia irrebatibles las dudas sobre su conducta a través de su propia elocuencia, pero también de voces afines que sepan escudarlo». Lo escribe León Krauze en «El Universal» de Ealy Ortiz.