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La Jornada

El astrofísico Stephen Hawking, que falleció el 14 de marzo, fue una de las mentes científicas más luminosas del siglo XX y dejó a la humanidad un legado que va de la exploración teórica de los hoyos negros y la singularidad del espacio-tiempo, a la divulgación de la ciencia y la demostración de que la búsqueda del conocimiento rompe cualquier barrera cuando su motor de vida es la inteligencia, de acuerdo con académicos de la UNAM.

“Stephen Hawking es la prueba de que la conciencia trasciende a la realidad, que la mente está sobre la materia. Su determinación, tenacidad y persistencia, pero sobre todo su amor a la vida, hicieron que su brillante mente no tuviera límites”, consideró Vladimir Ávila Reese, investigador del Instituto de Astronomía (IA) de la UNAM.

Hawking fue un “gran generador de ideas”, de acuerdo con el también astrofísico José Franco, investigador del Instituto de Astronomía y coordinador del Foro Consultivo Científico y Tecnológico (FCCyT). Recordó que, desde fines de la década de los 60, Hawking desarrolló trabajos que ayudaron a entender cómo funcionaba la física de los agujeros negros.

“En aquella época los agujeros negros eran una curiosidad. La comunidad científica no creía en ellos y, de hecho, la evidencia de que existían en los centros de las galaxias se comenzó a dilucidar hasta la década de los años 90”, relató.

Una de las principales contribuciones del físico británico es el hallazgo de la llamada “radiación de Hawking”. Él insistió en que la mecánica cuántica debería ser considerada al estudiar los agujeros negros, algo que había sido dejado de lado durante los primeros años de la relatividad general de Einstein, una teoría clásica y divorciada de la mecánica cuántica, el otro gran hallazgo del siglo XX.

“A él se le ocurrió que no debería ser así porque en la frontera de los agujeros negros, en el horizonte de eventos –ese sitio donde nada escapa de la atracción del agujero negro, ni siquiera la luz– puede haber partículas de materia y antimateria que escapan unas hacia adentro y otras hacia afuera del agujero. Las partículas que pueden escapar libremente son la radiación de Hawking”, explicó Saúl Noé Ramos Sánchez, investigador del Instituto de Física.

El célebre físico no recibió el Premio Nobel de Física porque no se ha podido medir la radiación de Hawking.

A Hawking y otros colegas se les ocurrió una idea para medir desde la Tierra la radiación que lleva su nombre. A través del Gran Colisionador de Hadrones se pueden medir partículas elementales y crear mini agujeros negros.

“Cuando surja en ese colisionador una enorme cantidad de radiación con muchas partículas esféricamente simétricas yendo para todas partes con la misma densidad, entonces habrán encontrado la radiación de Hawking”, expuso Ramos.