Estudiantes del Instituto Politécnico Nacional (IPN) desarrollaron un prototipo de brazo móvil adaptable a paneles solares comerciales que a través de programación de redes neuronales e Inteligencia Artificial adoptará en todo momento la posición que le permita captar el punto máximo de irradiación solar, lo que se traduce en más energía con menos paneles.
El proyecto fue creado por los alumnos de la Escuela Superior de Ingeniería y Arquitectura (ESIA), Unidad Ticomán, Alexis Natan García Ramírez, Marilyn Guadalupe Ortiz Martínez y Edgar Mauricio Guzmán Becerril, bajo la premisa de que ya es momento de crear la tecnología que permita migrar hacia el uso de energías sustentables que estén al alcance de la sociedad en general.
El prototipo incluye sensores que a través de la lectura atmosférica identifican, por medio de un algoritmo genético, patrones para movilizar a los paneles en cuatro movimientos a lo largo del día, y así direccionarlos siempre hacia los rayos del sol. Con el paso del tiempo este sistema logra adaptarse a las condiciones climatológicas del lugar donde se instala, con lo cual se incrementa la eficiencia energética de los paneles solares.
La idea tecnológica y el plan de negocios de estos estudiantes de Ingeniería Geofísica participa en la etapa semifinal del concurso Hult Prize, en Quito, Ecuador, una de las 15 sedes de este certamen que todos los años lleva a cabo la Organización de las Naciones Unidas (ONU) y que es catalogado como el Premio Nobel de los estudiantes de nivel superior.
Para cumplir con la temática del concurso, que en esta edición es “el aprovechamiento de la energía para cambiar la vida de 10 millones de personas”, los jóvenes politécnicos desarrollaron un plan de negocios que pretende vender su proyecto a empresas de diferentes sectores interesadas en colaborar con el desarrollo sustentable, pero con la condición de instalar en sus espacios el 50 por ciento más de los paneles que ellos requieren.
Lo anterior, con la finalidad de contar con un excedente energético que posteriormente se pueda vender a otras empresas y destinar ese capital para acondicionar paneles solares en comunidades marginadas que no tienen acceso a energía eléctrica.
Además su plan contempla el acompañamiento durante un año para constatar el impacto del uso energético en esa comunidad, con lo cual pretenden buscar mentes brillantes e impulsar el talento de niños y jóvenes de comunidades marginadas y valorar cómo mejoró su calidad de vida en el corto y mediano plazos.
De esta forma, los estudiantes del IPN conseguirán su meta de impactar con su tecnología la vida de tres mil 500 personas diariamente. “Nuestra misión es llevar electricidad a las familias mexicanas que no cuenten con este servicio y a la vez contribuir a la mitigación del cambio climático”, destacó Alexis García.