Siempre se creyó que la extinción de los dinosaurios, aquellos gigantescos y atrapantes animales que poblaron la Tierra hace cientos de millones de años, se había producido como consecuencia de la caída de un súper meteorito que terminó con su existencia.
Esa explosión se produjo hace casi 70 millones de años en la Península de Yucatán, y entre el impacto, los gases tóxicos y la nube de cenizas que cubrió gran parte del planeta, no pudieron sobrevivir. De hecho, sigue siendo la hipótesis más firme… hasta el momento.
Pero ahora, una nueva teoría salió a la luz gracias a una investigación realizada por científicos de la Universidad de Albany, en los Estados Unidos. Si bien no descartan al meteorito como una de las causas, los académicos creen que otro factor determinante tuvo que ver en la desaparición de los dinosaurios.
Para los profesores universitarios, los dinosaurios fueron incapaces de distinguir cuál planta era tóxica y cuál no. Al no poder asociar el sabor nocivo para sus organismos, la población comenzó a reducirse de manera drástica, hasta desaparecer.
Gordon Gallup, profesor y psicólogo evolutivo explicó el mecanismo de defensa conocido como “aversión al gusto aprendida” que estos animales no habrían desarrollado durante su evolución.
“Una razón por la cual la mayoría de los intentos para eliminar ratas no han tenido éxito es porque, al igual que muchas otras especies, han evolucionado para hacer frente a la toxicidad. Generalmente sólo toman una pequeña cantidad, y si se enferman muestran una notable capacidad para evitar esa comida nuevamente porque asocian el sabor y el olor con la reacción negativa”, explicó Gallup.
El comienzo de la desaparición de los dinosaurios es anterior al impacto del gran meteorito de Yucatán. E inmediatamente posterior también a la aparición de las primeras plantas con flores: las angiospermas.
Gallup, quien elaboró la teoría junto a su ex alumno Michael J. Frederick (Universidad de Baltimore), explicó además que a medida que las plantas iban desarrollándose y generando defensas tóxicas, los animales continuaban ingiriéndolas pese al malestar que les ocasionaban.
Pero el estudio no se detuvo allí. Para intentar entender mejor el comportamiento de los dinosaurios, tanto Frederick como Gallup estudiaron el comportamiento de los descendientes de aquellos en la actualidad: las aves y los cocodrilos. ¿Tienen algún tipo de “aversión al gusto aprendida” que les impida morir como sus ancestros?
Para los científicos, las aves tienen otra forma de aversión: visual. Relacionan aquellos alimentos que le hicieron mal no con el gusto, sino con los colores y las formas que tenían antes de que les generaran malestar gástrico. De esta manera, eluden lo que podría matarlas.
En cambio, los cocodrilos no desarrollan ningún tipo de aversión al gusto. La conclusión se basó en un estudio previo en el cual se demostraba que estos caimanes no distinguían un tipo de carne más o menos tóxica que otras y que continuaban comiéndolas a pesar de enfermarlos ligeramente, de acuerdo al diario españo ABC.
“La visión predominante de la extinción de dinosaurios basada en el impacto de los asteroides implica que la desaparición de los dinosaurios debería haber sido repentina y los efectos deberían haber sido generalizados”, narra Gallup y aclara: “Pero la evidencia claramente muestra todo lo contrario: los dinosaurios comenzaron a desaparecer mucho antes del impacto del asteroide y continuaron desapareciendo gradualmente durante millones de años después”.
Para concluir, el profesor de Albany subraya: “Aunque el asteroide ciertamente jugó un factor, el déficit psicológico que hacía que los dinosaurios fueran incapaces de aprender a abstenerse de comer ciertas plantas ya había ejercido una gran presión sobre la especie”.