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La maestra en ciencias Julieta Salomé Díaz presentó hoy el proyecto «Atlas de riesgo de especies invasoras», que «reúne por primera vez en un mapa la información que se tiene sobre qué especies exóticas invasoras hay en México y en dónde se ubican».

En el Día del Investigador Científico, la investigadora de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) dijo a Efe que aunque se ha generado bastante información desde hace varios años, es de difícil acceso.

Esta «evaluación de riesgo de invasión de especies exóticas de México» busca traducir esta información en un mapa mucho más claro y accesible para su consulta, indicó la especialista.

La introducción, intencional o accidental, a una determinada región de especies exóticas (no nativas) que desarrollan un comportamiento invasivo desplaza a especies nativas y causa graves daños a los ecosistemas y a las actividades humanas productivas. Asimismo, constituye la segunda causa de pérdida de biodiversidad.

«Integrar en un mapa datos de registros de especies exóticas en México lo convierte en una herramienta visual, comprensible y fácil de consulta de estas especies que significan un riesgo para la naturaleza», expuso.

La fuente principal de datos que conforman el Atlas fue el Sistema Nacional de Información de Especies Invasoras de la Comisión Nacional para el Conocimiento y Uso de la Biodiversidad (Conabio), además de otras fuentes internacionales y herramientas de ciencia ciudadana como Naturalista, que combinó Salomé Díaz durante dos años de investigación.

De acuerdo con la Conabio, los impactos socioeconómicos de las invasiones biológicas son enormes. El costo ecológico consiste en la pérdida irrecuperable de poblaciones y especies, y la degradación de ecosistemas.

Y aunque la investigadora reconoce que no hay una estimación exacta del impacto económico de las especies invasoras, la Conabio reporta impactos directos a la agricultura, silvicultura, pesca y turismo, problemas de salud pública y la pérdida de los usos culturales tradicionales de los recursos naturales.

Actualmente este Atlas está disponible para consulta y en los próximos meses se publicará en revistas científicas para que esta herramienta esté al alcance de un mayor número de investigadores.

Salomé Díaz destacó que «es importante que se haya generado un modelo a nivel nacional que junte información para todas las áreas geográficas del país y con el cual se identifican las zonas de mayor riesgo».

En el documento se indica el número de especies de plantas y animales, según la región, información filogenética (parentesco entre especies) y una escala de 0 a 10 de qué tan dañada está una región por las actividades humanas.

También integra una escala que muestra qué tan factible es que una o más se conviertan en especies invasoras, y de que se disperse más allá de la zona en donde fue introducida y cause impactos ecológicos y económicos, explicó.

Algunos ejemplos de especies de plantas invasoras en México son el lirio acuático, pastos como el zacate bofe, el carrizo gigante y otras especies como el calanco, que se usa como planta de ornato. En cuanto a animales está el pez «limpiapeceras», el pez león o la cotorra argentina.

En el contexto del Día del Investigador Científico -que conmemora el nacimiento del investigador argentino Bernardo Houssay (1887-1971), premio Nobel de Medicina en 1947-, Salomé Díaz enfatizó que «la ciencia es para todos y puede disipar dudas y ayudar a la conservación y al desarrollo de la ciencia misma, como es el caso de las plataformas de ciencia ciudadana».

Reconoció la aportación científica de la red social Naturalista.mx, en la que el público científico y no científico ha contribuido en el proyecto «Especies exóticas» con más de 25.000 fotografías de más de 600 especies de plantas y animales exóticos.

Salomé Díaz hizo un llamado para que el público no transporte de un lugar a otro especies que puedan convertirse en especies invasoras, así como a informarse al respecto.