Desde el Museo Memoria y Tolerancia, el presidente Enrique Peña Nieto reiteró su crítica a quienes cuestionan el valor de la sociedad civil organizada en nuestro país.
Dijo que una postura así de quien se representa cómo autoridad, solo promueve el encono dentro de la misma sociedad.
Por eso he sostenido y lo reitero que poner en duda la valía de las organizaciones de la sociedad civil es injusto e irresponsable.
Un gobierno que no acepta la crítica, el escrutinio público y la libertad de expresión es un gobierno que siembra la intolerancia y la confrontación en la sociedad”, advirtió
Al develar la nueva pieza que forma parte de este museo, un fragmento del muro de Berlín que simboliza la intolerancia y la división de un país por ideología, el mandatario señaló que “la historia de México es el recorrido de un camino que pasó por el respeto de las diferencias y el papel protagónico de la sociedad, es decir una ruta de memoria y tolerancia”.
En su mensaje, el jefe del Ejecutivo recordó que durante la Cumbre de las Américas en Perú los presidentes alzaron la voz para demandar la restauración de la institucionalidad democrática en Venezuela, así como el respeto a los derechos humanos.
Y se le hizo un exhorto al gobierno de Nicolás Maduro para que permita el ingreso y la distribución de la ayuda humanitaria que mitigue los grandes efectos del desabasto de alimentos y medicinas.
Callar frente a lo que está sucediendo en Venezuela es aceptar la violación de derechos fundamentales, no denunciar la crisis política, económica, social y humanitaria significaría ser cómplices de quienes pretenden destruir sus instituciones democráticas”, expresó.
El presidente de la República resaltó el papel de México como receptor de seres humanos que han enfrentado la intolerancia, la discriminación y el odio, tal fue el caso de integrantes de la comunidad judía, españoles, argentinos, chilenos y recientemente centroamericanos.
El bloque del muro de Berlín mide 3.6 metros de alto por 80 centímetros de ancho, aproximadamente, se encontraba en el Museo de Berlín y fue donado al Museo Memoria y Tolerancia por la Fundación Miguel Alemán.