Los admiradores de la obra de Leonora Carrington (1917-2011) se encontrarán con muchos cuadros, dibujos y esculturas de la creadora surrealista que les son familiares en la exposición montada en el Museo de Arte Moderno (MAM), que marca el acto final de la conmemoración por el centenario natal de la artista.
La novedad es que por primera vez los verán físicamente y no mediante libros ilustrados. Un ejemplo vigoroso es el autorretrato de doña Leonora, fechado 1938-1939, propiedad del Museo Metropolitano de Arte de Nueva York (Met), que nunca se ha exhibido en México.
La exposición será inaugurada este viernes, y el sábado se abrirá al público.
Durante el recorrido para representantes de la prensa por la muestra Leonora Carrington: cuentos mágicos, que reúne 230 trabajos entre obra artística, documentos y fotografías, distribuidas en las dos salas y gabinete de la planta baja del museo, se hizo hincapié en las obras que no han sido exhibidas o son poco conocidas.
Sylvia Navarrete, directora del MAM, destacó la obra de teatro Opus siniestrus (1969), una farsa surrealista divertida y sarcástica, que en los años 70 del siglo pasado se estrenaría en Nueva York, iniciativa que se frustró por falta de fondos.
Ahora tendrá su estreno mundial con la Compañía Nacional de Teatro del Instituto Nacional de Bellas Artes; se presentará del 5 de mayo al 25 de agosto por las mañanas en los jardines del museo.
Incursión en el cine
Teresa Arcq, curadora de la exposición con Stefan van Raay, explicó: Primero, encontramos (en Nueva York) una copia del guion y las máscaras (diseñadas por Carrington para la puesta en escena), luego apareció en México una pintura con los personajes creados para la obra. También se halló el diseño de vestuario.
Asimismo, se ubicó un juego de Tarot pintado por Carrington. Otro aporte son los bocetos preparatorios para El mundo mágico de los mayas (1965), su primer gran mural hecho para el Museo Nacional de Antropología, que se trasladó al MAM.
Stefan van Raay contó que antes de esa obra, Fernando Gamboa, quien dirigía un proyecto artístico para decorar el Pabellón de Cáncer en el Centro Médico Nacional, había encargado a la artista un mural que no se hizo porque fue boicoteado por David Alfaro Siqueiros.
Asimismo hay un biombo (dedicado a su hijo Gabriel) y textiles, además de dibujos y cartas encontradas en el archivo del escritor Renato Leduc, entonces diplomático mexicano, quien se casó con Carrington en un gesto de caballerosidad para sacarla de Europa con motivo de la Segunda Guerra Mundial. ¿El tono de las cartas? En el fin Leonora se enamoró de él, en Nueva York y al inicio de su estancia en México, después no, dijo el curador.
Leonora Carrington: cuentos mágicos es una iniciativa en colaboración del MAM y el Museo del Palacio de Bellas Artes. El director de este segundo recinto, Miguel Fernández Félix, recordó que la artista tuvo una retrospectiva de pintura y tapiz allí en 1960, mientras en 2005 se celebró Universo de familia, en torno al clan Carrington-Weisz. La anterior exposición de Leonora en el MAM fue en 1994. A ese proyecto se suma el Museo de Arte Contemporáneo de Monterrey (Marco), adonde la muestra irá en octubre.
La propuesta curatorial consiste en mostrar todas las facetas de la expositora y recuperarla como artista total, pues su literatura y pintura son inseparables, apuntó Arcq. Aparte de ser dramaturga, escenógrafa y diseñadora de vestuario, Leonora también incursionó en el cine. Por ello la Cineteca Nacional ofrecerá un ciclo de seis películas, del 11 al 16 de mayo. Entre otras iniciativas participó en el cuento de Gabriel García Márquez, En este pueblo no hay ladrones, llevado al cine y dirigido por Alberto Isaac, e interpretó a una madre en Un alma pura, con guion de Carlos Fuentes, dirigida por Juan Ibáñez, ambas de 1965.
Feminista natural, otra faceta
Otra faceta de Carrington fue la de feminista. Leonora fue una protofeminista, es decir, una feminista natural, definió Arcq.
Stefan van Raay añadió que Carrington había estado con Betty Friedan, en Nueva York, y quiso organizar un grupo de feministas en Cuernavaca. De allí que se incluyen carteles hechos para esos colectivos de la Gran Manzana y una pintura de protesta que creó después de los acontecimientos del 2 de octubre de 1968.
Para Teresa Arcq, Leonora Carrington fue una visionaria que estuvo completamente adelantada a su tiempo. Además, había una congruencia total entre vida y obra, algo que no se ve con facilidad.