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Excélsior

Han pasado siete años desde que María de Lourdes Muñoz, investigadora del Centro de Investigación y de Estudios Avanzados del Instituto Politécnico Nacional (Cinvestav), obtuvo una muestra de los restos óseos atribuidos a Sor Juana Inés de la Cruz, para llevar a cabo estudios genéticos y así verificar la identidad de la monja jerónima. Sin embargo, los resultados aún se desconocen.

Así lo reconoció a Excélsior Josefina Bautista Ramírez, quien hoy presenta el libro Catálogo de los esqueletos de las monjas del Ex Convento de San Jerónimo, Ciudad de México, en el Claustro de Sor Juana, a las 13:00 horas.

Aquel estudio tardaría entre siete u ocho meses en ser entregado, pero ya ha quedado en el olvido y por esa razón aún no es posible afirmar si la osamenta hallada en 1978 corresponde a la autora de Primero sueño, dijo Bautista Ramírez, por lo cual reveló que nuevamente se le solicitaron los resultados de aquella investigación (a Lourdes Muñoz), para saber qué ocurrió. Pero descartó la posibilidad de realizar un nuevo estudio genético en el futuro próximo.

En algún momento se extrajo una muestra ósea para que fuera investigada por la doctora Muñiz. Desafortunadamente, en lo personal, no sé qué pasó con esos resultados, porque la especialista del Politécnico se llevó la muestra y hasta la fecha no nos ha dado algún resultado; no sabemos qué ha pasado con aquella muestra que se llevó, por lo que se le ha solicitado nuevamente los resultados”, dijo Bautista Ramírez.

¿Se podría hacer un segundo estudio genético para confirmar la identidad de la osamenta?, se le cuestionó. “No es algo que se tenga pensado, primero hay que saber qué pasó con aquel estudio”.

Al respecto, se buscó a la investigadora Lourdes Muñoz en su laboratorio a lo largo del día, pero hasta el cierre de esta edición no se obtuvo respuesta.

Sobre el Catálogo de los esqueletos de las monjas del Ex Convento de San Jerónimo, Ciudad de México, la investigadora por la Escuela Nacional de Antropología e Historia (ENAH) explicó que se trata de la investigación más exhaustiva sobre los 207 restos humanos que fueron encontrados en dicho lugar.

Detalló que en este volumen se incluye información de las dos áreas donde fueron ubicados los entierros de las monjas: el Estacionamiento o Casas 5 de Febrero (donde se depositaron los primeros entierros de monjas jerónimas hasta antes del año 1625), y el Coro Bajo (cuyos restos son posteriores a 1625), así como la profundidad en la que fueron hallados, su orientación, clase, tipo, posición y los objetos asociados directamente al esqueleto, y datos antropofísicos como edad, sexo y algunas evidencias patológicas.

La osamenta atribuida a la Décima Musa se ubica en el ataúd XXVI del Coro Bajo, sobre el que se conserva el cráneo incompleto, y además registra la pérdida de piezas dentarias y elementos asociados a la poeta mexicana.

Por ahora, como antropólogos sólo podemos decir que el esqueleto es atribuido a Sor Juana y nos basamos en algunas evidencias arqueológicas. Por ejemplo: es el único esqueleto que aparece con un medallón colocado sobre el pecho, y además está justo en el área donde se dice que fue enterrada.”

En ese lugar, por cierto, se descubrió una lápida de mármol de 0.70 por 1.70 metros, con todo y basamento, que construyó Francisco de la Maza en octubre de 1964, y en donde se depositaron restos óseos removidos de algunos entierros, sobre la cual se grabaron las siguientes palabras: “En este recinto que es el Coro Bajo y entierro de las monjas de San Jerónimo fue sepultada Sor Juana Inés de la Cruz, el 17 de abril de 1695”.

Además, apuntó la investigadora, “al revisar el esqueleto nos dimos cuenta de que efectivamente estaba dentro de un ataúd de madera bien conservado, un esqueleto casi completo al que le falta una parte de cráneo facial y corresponde más menos con la edad que tendría Sor Juana al momento de fallecer”.

Aunado a esto se detectaron restos de su hábito de lujo, algo que no era una costumbre en la época, junto con el famoso rosario de diez misterios que usaban estas monjas… y estaba casi completo”. Dichas evidencias formaron parte del trabajo que iniciaron los investigadores Arturo Romano Pacheco y María Teresa Jaén Esquivel.

EXPLORACIONES

En el catálogo se describe que hoy el Ex Convento de San Jerónimo (Claustro de Sor Juana) ocupa una superficie de 12 mil 778.56 metros cuadrados, donde se encontraron 207 esqueletos humanos en buen estado de conservación.

Dichos restos ya fueron analizados morfoscópicamente, apuntó la experta, y gracias a ello se han detectado características a simple vista y otros elementos a partir del estudio más profundo, lo que permitió a la investigadora Jaén Esquivel concluir su tesis de doctorado de 2012.

Como lo menciono en el texto, a ella le tocó hacer el inventario de estos esqueletos, lo que fue uno de los primeros pasos de la investigación antropofísica. Después de eso, los restos óseos fueron extraídos, limpiados, restaurados e inventariados.”

Añadió que esta labor fue realizada en su mayor parte por Jaén Esquivel, con algunos alumnos de la ENAH, “que ahora podemos revisar en este catálogo y da cuenta de una colección muy importante, porque pertenece a la época virreinal, donde tenemos pocos datos y también es parte de nuestro patrimonio cultural”.

Por último, Bautista Ramírez adelantó que trabaja en una investigación para determinar el origen social de quienes habitaron el Ex Convento, para saber si fueron españolas, mestizas o indígenas, que en los próximos meses arrojará sus primeros resultados.

Y la especialista reconoció que este catálogo fue el sueño de Arturo Romano y Jaén Esquivel, “quienes ya no vieron esta obra concluida, pero como una de sus colaboradoras más cercanas y su alumna por años me dejaron este pendiente que, de verdad, con mucha responsabilidad y miedo espero haberlo llevado a buen fin”.