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Notimex

El riesgo de que ocurra una erupción mayor en el Volcán de Fuego, en Guatemala, es constante, explicaron especialistas en geología de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) .

En conferencia de prensa para dar a conocer los trabajos de apoyo que realizó la máxima casa de estudios en ese país, tras la erupción registrada a principios de este mes, coincidieron en que el pronóstico de mayor actividad en los próximos meses es posible, debido a que los tiempos entre erupciones se ha prolongando, lo que derivaría en una mayor intensidad.

El director de la facultad de Geofísica de la UNAM, Hugo Delgado, precisó que la incursión en Guatemala tuvo el propósito de realizar un diagnóstico de sistemas de monitoreo, en colaboración con el Instituto Nacional de Sismología, Vulcanología, Meteorología e Hidrología (Insivumeh), para diagnosticar y levantar redes afectadas tras la erupción, aunado a trabajos de capacitación para interpretar los datos.

Así se logró la recuperación de tres estaciones de ese Instituto en Guatemala, para registrar la actividad eruptiva y de los lahares, que son el flujo de sedimento y agua que se moviliza desde las laderas de volcanes, abundó.

También se colocó un sismógrafo y digitalizador para recuperar una estación, se elaboró un diagnóstico de otros equipos para luego, mediante la colaboración del Servicio Sismológico de Estados Unidos, contar con un instrumento más calibrado.

En su oportunidad, Robin Campion, especialista en Geofísica de la UNAM, explicó que en Guatemala existen solo cuatro vulcanólogos para monitorear 35 volcanes, de los cuales tres son los más activos del mundo, en México se cuentan con 30.

A lo anterior, explicó, se suma la cercanía de algunas poblaciones guatemaltecas al coloso, en ese sentido, ejemplificó que las poblaciones cercanas al volcán Popocatépetl se asientan a unos 15 kilómetros del coloso, en Colima. La cercanía es de 10 kilómetros en promedio; sin embargo, la distancia de asentamientos cercanos al volcán en Guatemala, es de seis kilómetros.

“Es posible que si los tiempos entre erupciones continúan aumentando, la próxima erupción podría ser más violenta, la erupción que hubo aún no alcanza en magnitud la erupción de 1974 o las del siglo XVII, que también fueron muy violentas”, expuso.

La pasada, fue una erupción “más fuerte que las que han ocurrido desde que el volcán se despertó en los noventas, pero todavía por debajo de lo que el volcán tiene la capacidad de hacer”.

En su oportunidad, b, del Instituto de Geofísica de la UNAM, puntualizó en la necesidad de continuar monitoreando dicho volcán, ante la existencia de movimientos sismológicos luego de su erupción.

“La situación es crítica, es importante el apoyo que pueda haber, creo que la UNAM va a donar la estación sismológica y se va a quedar de manera permanente allá, hay también italianos que irán a apoyar en la parte acústica para registrar las explosiones como los lahares, entonces sí es una pena que no haya más apoyo económico para hacer un monitoreo adecuado”.