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EFE

Los colores, la vitalidad y la fuerza de la pintora mexicana Frida Kahlo (1907-1954) llegan por primera vez a Hungría con una «muestra didáctica» en la Galería Nacional de Budapest que se podrá visitar hasta el 4 de noviembre.

«Obras maestras del Museo Dolores Olmedo de la Ciudad de México», es el título de la exposición dedicada a una pintora que «se ha convertido en un icono de la liberación femenina, representando en sí la fuerza de las mujeres mexicanas», declaró en la inauguración Carlos Phillips Olmedo, el director del centro mexicano.

La muestra se abrirá al público el 7 de julio, que es el 111 aniversario del nacimiento de la artista, y los organizadores esperan que el número de visitas supere las 200 mil.

La muestra -dividida en cinco secciones- recoge destacadas pinturas de Frida Kahlo como «La columna rota» (1944), «Mi nana y yo» (1937) o su «Autorretrato» (1945).

De esta manera las 35 pinturas en la primera sección representan «La maduración artística» de la artista, para seguir con «La poética del dolor», en la que se hace un énfasis al sufrimiento físico de Kahlo, «y el deterioro de su cuerpo» a raíz de su accidente que sufrió a los 19 años.

A esa edad la artista sufrió un grave accidente cuando viajaba en un autobús que chocó con un tranvía en Ciudad de México, lo que marcó tanto su vida como su arte.

Kahlo sufrió heridas y fracturas que en aquella época eran consideradas mortales y, aunque logró sobrevivir, sufrió daños permanentes en la columna vertebral.

La tercera sección, «Frida y México», recoge las pinturas «relacionadas con las raíces de las culturas mesoamericanas del arte de Kahlo», destacando su mexicanidad, agregó Lantos.

En el espacio dedicado a esa sección de la exposición se eleva una pequeña pirámide, similar a la que se encuentra en el jardín del museo de Ciudad de México.

En la parte denominada «Viva la vida» se exponen sus pinturas relacionadas con la colorida naturaleza mexicana, llenas de erotismo y vitalidad.

La última sección «Frida y Diego» es una representación de la complicada relación de Kahlo con su marido, el gran muralista mexicano Diego Rivera, llena de celos y engaños.

También destaca como curiosidad una carta que Kahlo escribió en húngaro a Nickolas Muray, de origen magiar, quien «fue el tercer hombre más importante en la vida de la pintora», según indicó la comisaria, y a quien le unían profundos afectos.

Aunque la propia pintora dejó escrito en un cuadro sobre su padre («Retrato de mi padre», 1951) que era de origen húngaro, algunos investigadores han cuestionado lo cierto de esa afirmación.

En esa pintura Kahlo escribió: «Aquí pinté a mi padre Wilhelm Kahlo, de origen húngaro-alemán».

Al final de la exposición, una instalación de sonidos e imágenes recupera algunas de las anotaciones de la pintora en su diario en los últimos 10 años de su vida.

La muestra se complementa con una breve exposición, titulada «Fridamanía», en la que se exponen fotografías de tatuajes, grafitis, carteles de cine, tapas de discos y otros objetos en los que Kahlo aparece como personaje icónico de la cultura pop.