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La exposición de Frida Kahlo Making Her Self Up (Inventándose a sí misma) es una de las más populares del Museo V&A, en Reino Unido. Hasta el momento se han vendido 60 mil entradas, rebasando las expectativas iniciales de los organizadores.

El museo de diseño y artes decorativas más grande del mundo dedica varias salas para revalorar la figura de una de las pintoras mexicanas más importantes del siglo XX, quien se ha convertido en un ícono mundial a 64 años de su muerte.

Una de las curadoras de la muestra, Ana Barza Ruiz, señaló que la reacción ha sido muy positiva y mucha gente está interesada en la exposición.

“Frida Kahlo es alguien que atrae a diferentes tipos de personas a la exposición, desde gente joven hasta gente mayor y es alguien que es un ícono popular en todo el mundo”, destacó.

Personas de todas las edades se maravillan con la transformación de Kahlo desde su vestido de primera comunión a la edad de 10 años o cuando aparece vestida como hombre en una foto de familia a los 14 años de edad.

“Vemos cómo la relación con la fotografía evoluciona conforme ella va creciendo y cómo la usa de manera subversiva en la forma en que se viste y se proyecta desde una edad muy temprana hasta el final de su vida. Nunca sigue las reglas de la sociedad”, explicó la curadora.

Las fotografías de la primera parte de su vida fueron tomadas por su padre Guillermo Kahlo Kaufmann, quien fue un fotógrafo alemán que emigró a México en el siglo XIX.

Un aparador luce los coloridos vestidos típicos de Frida Kahlo, destacando en el centro un traje de tehuana. “El más popular es el que está en el medio del aparador porque es el mismo vestido que vemos en la fotografía de Nickolas Murray. Las fotografías de Murray han trascendido su propia época y produjo las fotografías más sobresalientes de Frida Kahlo”, aseguró la experta.

El Museo V&A presenta un trío de fotografías de Nickolas Murray, con quien Frida Kahlo mantuvo una relación amorosa intermitente durante una década. Los tres retratos fueron tomados entre 1938 y 1940 en Coyoacán, en México, y en la ciudad de Nueva York.

En las imágenes la pintora mexicana aparece ataviada con flores multicolor y su rebozo predilecto color rosa mexicano o magenta, accesorios que ayudaron a construir la icónica imagen que ha dado la vuelta al mundo.

“Creo que aún es relevante. Era alguien que estaba adelantada a sus tiempos. Sigue contribuyendo a temas que están sobre la mesa y no se hubiera hablado del feminismo en esa época, o identidad mixta, temas que se siguen discutiendo ahora en la academia y en el activismo”, puntualizó Barza Ruiz.

Frida Kahlo es presentada en esta exposición como una persona que nunca siguió las convenciones sociales de su época, sino que fue alguien que creó de manera consciente su propia imagen pública.

La exposición revela sus más íntimas pertenencias como una pierna prostética, los corsets decorados con el pincel de Kahlo y el labial rojo de la marca Revlon, artículos que tras su muerte en 1954 permanecieron 50 años bajo llave en La Casa Azul de Coyoacán.

Las vitrinas de la muestra emulan la cama en la que la pintora estuvo postrada tras un accidente en trolebús a los 18 años de edad. La cama estaba acondicionada con un espejo que reflejaba su imagen y que le permitió crear sus primeras pinturas.

Otra vitrina presenta los medicamentos de Kahlo, entre ellos los opioides que utilizaba para dormir y para aliviar el dolor físico que experimentó a lo largo de su vida.

La muestra revela el sufrimiento físico de la pintora, así como su fascinación por las prendas de Tehuana como rebozos, huipiles y collares tipo prehispánicos con los que fue retratados y que luce en sus famosos autorretratos.

La exposición estará abierta hasta el 4 de noviembre en el museo, que será la sede de la tradicional celebración del Día de Muertos.