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Los temas y accesorios son los conocidos de una narración de Ernest Hemingway: París, tiempo de guerra, conversaciones sobre libros, vino y cicatrices de batalla.

Pero el relato mismo no ha sido muy conocido fuera de la comunidad académica por décadas: A Room on the Garden Side, escrito en 1956, se publica por primera vez esta semana. El breve relato de ficción sobre la Segunda Guerra Mundial aparece en la edición de verano de The Strand Magazine, una revista literaria trimestral que ha publicado obras poco conocidas de Raymond Chandler, John Steinbeck y otros.

«El profundo amor de Hemingway por su ciudad favorita cuando apenas está emergiendo de la ocupación nazi se exhibe a cabalidad, al igual que los sellos distintivos de su prosa», escribió el editor de The Strand, Andrew F. Gulli, en una nota editorial. Kirk Curnutt, miembro de la junta directiva de The Hemingway Society, contribuyó con un epílogo en el cual dice que «la historia contiene todos los elementos característicos que los lectores adoran de Hemingway».

«Cargada de conversaciones sobre Marcel Proust, Víctor Hugo y Alexandre Dumas, y con un largo pasaje en francés de Les Fleurs du Mal de Charles Baudelaire, la historia pregunta implícitamente si la herencia de la cultura parisina puede recuperarse de la oscura mancha del fascismo», escribió Curnutt.

La guerra fue por años una musa para Hemingway. El escritor revistó como conductor de ambulancia durante la Primera Guerra Mundial, e hizo uso de su experiencia en su clásica novela Adiós a las armas. La Guerra Civil Española inspiró su novela Por quién doblan las campanas. Fue soldado y a la vez corresponsal durante la Segunda Guerra Mundial y estuvo en París en agosto de 1944 para la liberación de la ocupación nazi, la cual describió en reportes publicados poco después por la revista Collier’s.

A Room on the Garden Side transcurre en el hotel Ritz (a Hemingway le gustaba decir que él liberó el bar del Ritz) y es narrada por un suplente de Hemingway llamado Robert que comparte el mismo apodo del autor: Papa. Robert y su séquito beben vino, citan a Baudelaire y debaten sobre «el sucio oficio de la guerra».

«Lo hice para salvar las vidas de personas que no habían ofrecido sus servicios para luchar», explica el narrador. «Era eso y el hecho de que había aprendido a conocer y querer una división de infantería y deseaba servirle de cualquier manera útil posible”. «También amaba a Francia y España casi como a mi propio país. Amaba a otros países también, pero la deuda fue pagada y pensé que la cuenta estaba cerrada, sin saber que las cuentas nunca se cierran».

Hemingway dejó numerosos relatos sin publicar cuando se suicidó en 1961. «París era una fiesta», sus célebres memorias sobre la capital francesa en la década de 1920, vio la luz tres años después de su deceso. Entre otros de sus libros publicados póstumamente están las novelas El jardín del Edén e Islas a la deriva, así como El verano peligroso, un relato de no ficción sobre toreo.

Hemingway escribió otros cuentos sobre la Segunda Guerra Mundial en la última década de su vida. En agosto de 1956, le dijo al editor Charles Scribner Jr. que había completado cinco: A Room on the Garden Side, The Cross Roads, Indian Country and the White Army, The Monument y The Bubble Reputation Hasta ahora, solo The Cross Roads era ampliamente conocido. «Supongo que (los cuentos) son un poquito impactantes porque lidian con tropas y combates irregulares y con gente que de hecho mató gente», le dijo Hemingway a Scribner. «De todas formas, siempre puedes publicarlos después de mi muerte».