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Notimex

El especialista de la UNAM, Juan Américo González Esparza, destacó la importancia de que la Administración Nacional de la Aeronáutica y del Espacio (NASA) lograra el lanzamiento de la sonda solar Parker para analizar la atmósfera de la estrella, de la que depende la vida en la Tierra.

El domingo pasado la sonda solar Parker inició su viaje al Sol, y se espera que en noviembre alcance la corona solar, y que llegue al punto más cercano en 2025.

González Esparza, del Instituto de Geofísica (IGf) de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), afirmó que la comunidad científica tiene expectativas de esta misión, ya que “con ella se responderán preguntas que nos han intrigado por más de 60 años. Con los datos que se obtengan esperamos entender por qué su atmósfera es tan caliente, uno de los cuestionamientos de la física solar aún sin respuesta”.

El también jefe del Servicio de Clima Espacial México, uno de los servicios que brinda el IGf y que está adscrito al Laboratorio Nacional de Clima Espacial, también coordinado por él– indicó que la superficie del Sol tiene una temperatura de seis mil grados, por eso emite luz visible y en amarillo, principalmente.

La sonda solar Parker se convertirá en la nave más rápida construida por el ser humano: alcanzará casi los 700 mil kilómetros por hora, recordó la máxima casa de estudios en un comunicado.

La misión se hace sobre la Tierra, que se desplaza a 30 kilómetros por segundo alrededor de la estrella. “Para lanzar algo hacia el Sol primero tenemos que cancelar esa velocidad tangencial, y es por eso que es tan difícil hacerlo”.

Para sacar un satélite al espacio, el cohete debe alcanzar una velocidad aproximada de 11 kilómetros por segundo, pero nuestro planeta gira alrededor del Sol a 30 kilómetros por segundo, así que se requiere de un aparato muy poderoso, que además acelere y alcance la máxima velocidad posible saliendo de la Tierra.

Después, la sonda Parker se dirigirá a Venus y aprovechará la atracción de ese cuerpo celeste, que le dará un “jalón gravitacional” y la acelerará rumbo a nuestra estrella. “Dará vueltas alrededor de Venus y del Sol para tener mayor velocidad y poder acercarse cada vez más”.

Además de la velocidad, Parker batirá un segundo récord: será la nave con mayor aproximación al Sol, siete veces más que Helios 2, la que más se aventuró en el pasado.

La sonda aprovechará la gravedad de Venus para frenarse hasta en siete ocasiones, y gracias a estas maniobras se colocará a sólo 6.16 millones de kilómetros de su objetivo, más o menos 16 veces la distancia que hay entre la Tierra y la Luna. En sus siete años de misión programados, que se pueden prorrogar, completará 24 órbitas en torno a la estrella.

González Esparza recordó que la sonda está diseñada para soportar altas temperaturas, y una de las claves es un escudo térmico de 2.4 metros de diámetro y 14 centímetros de grosor, de una composición similar a las placas cerámicas de transbordadores espaciales, que frenará el viento solar y se calentará hasta los mil 400 grados Celsius, una temperatura mayor que la lava.

En esta misión, por primera vez en su historia, la NASA honra a un científico vivo al designar su nombre a una nave espacial: Eugene Newman Parker, el padre del viento solar, es un astrofísico de la Universidad de Chicago, de 91 años de edad, que en 1958 fue pionero al acuñar la teoría de los vientos supersónicos solares.