Las actividades turísticas en áreas de conservación se ve limitada por la desigualdad que genera en la integración de los pobladores cercanos y las autoridades, consideró la profesora de la Facultad de Turismo y Mercadotecnia de la Universidad Autónoma de Baja California, Ísis Arlene Díaz Carrión.
Durante la presentación de su ponencia «Política públicas y turismo para la conservación», consideró que si bien las actividades turísticas generan acciones positivas como la generación de empleos, la diversificación de actividades, el incremento de ingresos, evitar la migración y mejorar la calidad de vida de la población, también hay impactos negativos.
«Ha generado diferencias sociales y económicas, la concentración del ingreso, problemas de accesibilidad y ausencia de una estrategia ecoturística».
En su participación en el Seminario Nacional «Gestión y políticas públicas ambientales» dijo que hay política públicas en materia de turismo en zonas protegidas que asumen que todas las poblaciones y la biodiversidad es homogénea.
«México es un país megadiverso y las poblaciones que se asientan en espacios protegidos, aunque tengan puntos de encuentro, son distintos».