El historiador francés Robert Faurisson, pionero de las tesis que negaban el holocausto nazi, falleció ayer, domingo, a los 89 años en Vichy, la ciudad del sur de Francia que fue precisamente capital del régimen colaboracionista durante la invasión alemana, informaron sus editores.
Nacido el 25 de enero de 1929 en la localidad británica de Shepperton, de madre escocesa y padre francés, Faurisson sostenía que las cámaras de gas servían, en realidad, para despiojar en tiempos de guerra.
Para él, la Shoah no era más que una mentira destinada a recolectar indemnizaciones de guerra y los deportados murieron por enfermedad o malnutrición, al tiempo que negaba la veracidad del diario de la judía holandesa Anne Frank.
A la defensa de esos postulados dedicó buena parte de su carrera de historiador, que comenzó como profesor de secundaria, antes de enseñar a principios de la década de los años 70 en la universidad, primero en París y luego en Lyon, donde fue despedido en 1978 tras publicar un artículo titulado “El problema de las cámaras de gas o el rumor de Auschwitz”.
Relegado a la enseñanza a distancia, Faurisson siguió defendiendo sus tesis, que le valieron convertirse en el primer condenado por la ley francesa que prohíbe negar el holocausto de 1990.
Solo fue la primera de una retahíla de sentencias condenatorias. El próximo jueves tenía de nuevo cita con los jueces, acusado de negación de crímenes contra la humanidad por textos publicados en su página web durante 2013 y 2014.
Convertido en un paria de la comunidad científica francesa, fue tratado, sin embargo, como un héroe en Irán, cuyo presidente Mahmud Ahmadineyad, le condecoró en 2012 por su “valentía, resistencia y combatividad”.
Desde que en 2012 falleció el filósofo y escritor francés Roger Garaudy, Faurisson permanecía como el gran referente del negacionismo.
Tras su muerte, el historiador de la deportación Serge Klarsfeld ironizó al asegurar que Faurisson rindió, “involuntariamente”, un gran servicio a la Shoah, al convertirla en “uno de los eventos mejor conocidos del mundo”.
“Los negacionistas han hecho comprender al mundo judío y al mundo científico que es necesario un gran trabajo universitario en el mundo occidental para poder escribir cada página de la Shoah de forma muy precisa”, agregó.
La ministra francesa de Asuntos Europeos, Nathalie Loiseau, señaló a través de Twitter que con el fallecimiento de Faurisson es hora de “enterrar de una vez por todas el negacionismo odioso, sin flores ni coronas”.
El líder ultraderechista Jean-Marie Le Pen, condenado también por sus tesis negacionistas, aseguró por su parte que su caso es “emblemático del retroceso de las libertades de expresión y opinión en Francia”.
“Las leyes de memoria empleadas para criminalizar a los adversarios políticos de todo tipo son el síntoma de un giro antidemocrático del que se sirven los poderes hasta el abuso contra el espíritu patriótico y las rebeliones identitarias de los pueblos”, escribió en un comunicado el cofundador del Frente Nacional.