Lugar:
Fuente:
La Jornada / Juan Carlos G. Partida

El cuerpo de Fernando del Paso ardió, simbólicamente, primero ante los trazos ígneos y vigorosos de los murales de José Clemente Orozco en el Paraninfo de la Universidad de Guadalajara (UdeG), donde se le rindió un homenaje de despedida.

Después ardió entre las llamas que lo convertirían en las cenizas que hoy estarán en su natal Ciudad de México, para otro acto in memoriam, en el Palacio de Bellas Artes.

‘‘Quiero anunciar que hemos decidido declarar este 15 de noviembre de 2018 como día de luto en el estado de Jalisco”, dijo el gobernador Aristóteles Sandoval, en la parte central de su discurso.

Estuvieron también en el Paraninfo la viuda de Del Paso, Socorro Gordillo, y los hijos de ambos, Paulina, Adriana y Alejandro, así como autoridades de la UdeG encabezadas por el rector Miguel Ángel Navarro, la titular de la Secretaría de Cultura federal, María Cristina García Cepeda, además del presidente de la Feria Internacional del Libro (FIL) de Guadalajara, Raúl Padilla.

En intervenciones breves y llenas de emoción, los hijos del escritor además de montar una guardia de honor, tomaron la palabra.

Quizás repose en un árbol vigoroso, lleno de follaje

Adriana del Paso recordó cómo a principios de los años 90 del siglo pasado, cuando el rector de la UdeG era Raúl Padilla, ambos convencieron a la familia de que se viniera a vivir a Guadalajara y cómo desde entonces Fernando del Paso recibió gran apoyo del pueblo de Jalisco al grado ‘‘que aquí se quedó y dio sus últimos suspiros”.

Después de que el féretro con el cuerpo del autor de la novela Palinuro de México salió del Paraninfo de esa casa de estudios rumbo a la carroza que lo llevaría al crematorio, Raúl Padilla dijo que en la ya muy próxima FIL de Guadalajara la presencia del escritor estará más viva que nunca y en los días siguientes se decidirán actividades y homenajes para festejar su legado literario.

Recordó que Del Paso fue incansable promotor de la FIL, incluso antes de venir a Guadalajara a radicar hace más de 20 años, como cuando él y Juan José Arreola lo acompañaron a una gira promocional de esa feria en Europa y Sudamérica.

María Cristina García Cepeda refirió que Del Paso dedicó su vida a ‘‘mirar, observar, a comprender con sus ojos lo que la razón transforma en palabra, lo que la imaginación convierte en literatura.

‘‘Nos colocó frente al universo personal y entero en cada uno de sus libros, el inacabable renacentista no dejó nunca de maravillarse ante el mundo, de sorprendernos con su maestría para adueñarse de las frases y experimentar con un talento que no conoció límites”.

Las cenizas que el fuego de las pinturas de Orozco comenzaron a templar en el Paraninfo universitario y que el horno funerario terminó de pulir la tarde de ayer, regresarán luego del homenaje en Bellas Artes a la casa familiar, en la colonia La Calma, en Zapopan, donde su viuda y sus hijos decidirán el destino final.

‘‘Bien podría ser que las dejemos en un árbol vigoroso, lleno de ramas y follaje, esplendoroso como fue mi papá”, adelantó a La Jornada su hijo Alejandro, vestido de saco y pantalón negro, con los ojos enrojecidos y una camisa rosa que te quiero rosa muy al estilo de su padre.