El movimiento jaranero que se tiene actualmente en el estado ayuda a detonar el apego a la identidad regional, que los jóvenes no escojan caminos de violencia o se vayan de su lugar de origen, enfatizó el doctor Rafael Figueroa Hernández, investigador del Centro de Estudios de la Cultura y la Comunicación de la Universidad Veracruzana (UV).
“Un chavo que tiene una jarana en la mano y empieza a cantar y a participar en los fandangos no va a andar pensando en hacer otras cosas y ha ayudado a que los jóvenes no se vayan y los arraiga en su lugar” expresó.
Señaló que hace más de 30 años el son jarocho estaba olvidado, pero que afortunadamente surgió este movimiento de reinvindicación del son tradicional para detonar el apego a Veracruz.
Actualmente existen más de 200 grupos de este género en la zona del Sotavento que va del puerto de Vetacruz hacia Oaxaca y Tabasco.
“El movimiento ha detonado cosas, los muchachos están aprendiendo sus músicas tradicionales, no quiere decir que no les va a gustar y bailan otras cosas pero conocen lo suyo y lo cultivan y lo trabajan y han adquirido niveles muy buenos como Los Cojolites” destacó.