A las 13 horas con 17 minutos del 16 de febrero, Matías anunció su nuevo reto en redes sociales: “Acabo de firmar mi contrato de profesor del Sistema Universidad Abierta y Educación a Distancia de la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales de la UNAM; parafraseando lo que se dijo cuando se llegó a la Luna: un pequeño paso para mí, pero un gran paso para la inclusión…”
Se trata de Matías Alaniz Álvarez, quien el 3 de marzo emprenderá un camino que nunca antes un universitario con encefalopatía atetoide (parálisis cerebral, condición que le dificulta el habla, la visión y el movimiento) había logrado: iniciará su etapa como profesor de esta casa de estudios.
En 2016, el joven universitario logró mención honorífica con su trabajo recepcional de licenciatura “El sistema político mexicano, sus principales mecanismos de preservación (1968-1994)”, y ahora impartirá la materia “Sociedad y Estado en México II”, de la carrera de Ciencias Políticas y Administración Pública, de la que se graduó.
En el SUAyED de la FCPyS), ahora estará del lado de la enseñanza. Así, no sólo será facilitador de conocimientos académicos y prácticos, sino ejemplo de lucha en la vida diaria, pues él, en sí mismo, representa el mandato didáctico de nunca rendirse, ni limitarse.
“Mi contratación como docente muestra que las personas con discapacidad tenemos la capacidad de desempeñarnos laboralmente si nos dan la oportunidad en igualdad de condiciones, lo que me obliga aún más a poner todo mi empeño y dedicación en esta responsabilidad para que la sociedad mexicana vea que la discapacidad no es un impedimento para nuestro desarrollo integral”, afirmó.
La “distancia” acorta
Alaniz Álvarez recordó que desde que era estudiante de licenciatura se dio cuenta que ser profesor a distancia podría ser una buena opción laboral. “En el momento en que me consideré con la preparación suficiente, tomé la decisión de empezar a buscar cuál era la manera para ser contemplado como candidato”.
Inicialmente envió su currículum, y una vez que el coordinador de la licenciatura lo evaluó, lo mandó a la comisión correspondiente, “que me propuso para ser profesor de una asignatura. Me solicitaron que hiciera una crítica al programa de esa materia, que fue evaluada junto a mi CV por el Consejo Técnico de la Facultad, que dio su visto bueno”.
Su experiencia con el profesorado del SUAyED de la FCPyS fue académicamente enriquecedora, personalmente alentadora y socialmente un ejemplo de inclusión educativa. “Sólo cuando era estrictamente necesario solicitaba pequeñas adecuaciones, las cuales me fueron otorgadas respetuosamente”, compartió.
Contra el escepticismo
Su trabajo, aprendizaje y desarrollo lo ha realizado con ayuda de un par de software instalados en su computadora y en la silla de ruedas que utiliza: el Jaws, que convierte la imagen a texto, y el Open book, que lee el texto, y con una voz elegida permite que él escuche el contenido.
Pero su principal aliciente ha sido su madre, Patricia Alaniz Álvarez.
Ahora, el joven académico, digno ejemplo a seguir, dará clases a través de la plataforma de educación a distancia, “comprometiéndome a calificar y retroalimentar los trabajos de mis estudiantes en tiempo y forma. Poseo los conocimientos académicos y prácticos para orientar a los alumnos en su proceso de aprendizaje”.
Los impedimentos están en el cuerpo, no en la mente, por eso Matías años atrás presentó su examen de admisión a la UNAM, y en tiempo récord acreditó, desde su computadora ubicada en su hogar en Guadalajara, todas las materias de la licenciatura en Ciencias Políticas y Administración Pública, y además se graduó con mención honorífica.
Su condición le dificulta el habla, la visión y el movimiento, pero su inteligencia y tenacidad lo llevaron a acceder a la educación a distancia y así desaparecieron los impedimentos físicos, sociales y geográficos. Ahora puede enfrentar al mundo y a la adversidad.
Foto UNAM