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La Razón

Con un cartel diverso que va desde la música indígena del rapero Juan Sant, hasta los sones de Los Cojolites y el rock de la Maldita Vecindad y Molotov, Cumbre Tajín celebra 20 años de dar realce a la cultura veracruzana. Además,  inaugura dos nuevas sedes en Poza Rica y Tuxpan.

Se trata de un programa que durante cinco días, del 20 al 24 de marzo, también ofrecerá actividades culturales como la exhibición nacional del juego de pelota, así como los encuentros de tradiciones artísticas compartidas por Cuba y Veracruz, de líderes indígenas y de cocinas tradicionales de México, por mencionar algunos.

También se realizará un recorrido nocturno en la zona arqueológica de El Tajín, una muestra de cine, un ritual de Voladores. Además, una exposición de piezas artísticas y artesanales como la talla en madera.

“La idea es elegir artistas y actividades que tengan algo qué decir, un mensaje importante, ya sea alrededor de los pueblos indígenas, la conciencia social o del cuidado del medio ambiente. Se buscaron los talentos de Veracruz, de México y el mundo en ese sentido.

“Como es el Año Internacional de las Culturas Indígenas, tenemos el rap totonaca con Juan Sant; para mostrar lo mejor de Veracruz vienen Los Cojolites; y también incluimos a aquellos que tengan gran resonancia con públicos infantiles y juveniles, por eso se escogió a la Maldita Vecindad y Molotov”, detalló en entrevista con La Razón Salomón Bazbaz, director del encuentro.

Cumbre Tajín, que este año tiene como lema “20 años volando alto”, se ha convertido en el evento multicultural más importante de México y uno de los más relevantes a nivel internacional. Cada edición convoca a público de toda la República, principalmente de la Ciudad de México, Tlaxcala, Guadalajara, de Tamaulipas y Monterrey.

Asistentes de diversas partes del mundo como Japón, Estados Unidos, Alemania, Francia, Canadá, Argentina y China, también acuden a este evento.

“El festival ha ido creciendo año con año porque hizo una nueva forma de hacer festivales en México porque es un encuentro multicultural. Se han creado procesos culturales interesantes como el nombramiento de los voladores de Papantla como Patrimonio de la Humanidad y se creó el Centro de las Artes Indígenas. Lo que empezó como un evento pronto se convirtió en un programa, luego un proyecto y hoy es un modelo a nivel internacional, confluyen en el mismo lugar tres patrimonios de la humanidad”, destacó Bazbaz.

A dos décadas de existencia una de las principales metas es que Papantla se convierta en un destino cultural todo el año.

“Queremos seguir mejorando y creciendo, por verlo cada vez más propio, con más raíz y también más internacional. Estamos trabajando en un plan maestro para que se consoliden todos estos patrimonios y se cree una zona cultural única; queremos que tenga su espacio de mayor florecimiento durante Cumbre Tajín, pero que esté abierto todo el año para que la gente pueda conocer y profundizar sobre la cultura totonaca”, señaló.

Este año, de acuerdo con Salomón Bazbaz se espera una asistencia de 400 mil personas —80 mil más que en 2018—, una ocupación hotelera arriba del 95 por ciento y una derrama económica de 200 millones de pesos.