México aún se encuentra muy lejos de garantizar un acceso igualitario al agua. De hecho, se estima que los costos por lacontaminación del agua en el país ascienden a 57 millones de pesos, lo que equivale a un 0.3 por ciento del Producto Interno Bruto (PIB), de acuerdo con el estudio “Tratamiento de aguas residuales” de la Oficina de Información Científica para el Congreso de la Unión.
¿Qué está México haciendo mal? ¿Cómo puede garantizar una verdadera equidad hídrica cuando a día de hoy la Ciudad de México se divide en zonas con 500 litros diarios y zonas donde apenas llegan a los 20 o 40 litros?
En el marco del Día Internacional del Agua, que este año lleva por lema “No dejar a nadie atrás”, la doctora Ana Cecilia Espinoza, investigadora del Laboratorio Nacional de Ciencias de la Sostenibilidad (LANCIS) de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), asegura que uno de los principales pasos para garantizar el acceso al agua es partir de un cambio de paradigma con respecto a la misma.
“Necesitamos quitarnos de la mente el paradigma de cómo hemos venido manejando el agua: poner el tubo y llevarlo hasta donde se requiere. Entender realmente de dónde viene el agua. Entre las diversas fuentes tendría que haber alguna manera para que en las comunidades (con escasez) existieran las otras alternativas”, añade la investigadora.
Y es que todo parte de la relación que tienen los ciudadanos y los gobiernos con los procesos hídricos y con el agua, que más que un servicio o un bien es una necesidad y un derecho, como quedó establecido en 2010 por la Organización de las Naciones Unidas (ONU).
“Como ciudadanos debemos involucrarnos y entender qué significa que me llegue el agua a la llave, todo lo que implica”, afirma la doctora, quien además enfatiza que el problema no tiene que ver con que el país o el mundo se estén quedando sin este recurso, sino con el hecho de que el agua existente sea dulce y potable.
Nunca nos vamos a quedar sin agua. El agua, la que en el principio en que se empezó a sintetizar en el planeta y la de hoy, es la misma. Entender que mi café me lo preparé con agua de hace 7 mil millones de años, sin embargo nosotros estamos agregándole cosas a esa agua, le ponemos contaminantes algunos de los cuales no se pueden eliminar”, lamenta.