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La Jornada / Armando G. Tejeda, corresponsal

El escritor español Rafael Sánchez Ferlosio, una de las voces primordiales de la literatura española del siglo XX y al que se le situaba como el último disidente y crítico irredente, falleció a los 91 años de edad, tras una larga vida llena de premios, reconocimientos y sinsabores que él mismo purgaba con la escritura. Hasta el final de sus días se mantuvo firme en su repulsión al edulcoramiento, a lo políticamente correcto, a las camarillas de intelectuales y escritores que catapultan o hunden en función de sus filias y fobias, más bien la contrario, las combatió con firmeza y pese a enfrentarse a ellas la opinión en torno a su figura era unánime: la de un escritor total, con una inteligencia agudísima y un uso del lenguaje excepcional.

A los 91 años y prácticamente alejado de la vida pública murió el autor de El Jarama, una de las novelas esenciales de la segunda mitad del siglo XX en España y que marcó a una o varias generaciones de escritores e intelectuales que emergieron en plena posguerra, en mitad de un país en ruinas por la debacle provocada por la Guerra Civil (1936-1939) y la amargura existencial que dejaba a su paso la larga dictadura de Francisco Franco (1939-1976). Y él desde joven, con su erudición renacentista, con sus escritos mordaces, con sus visiones casi siempre fuera de la norma y el lugar común, se fue convirtiendo en una voz de referencia, en una voz disidente y crítica que si acaso compartió durante décadas con su también amigo Juan Goytisolo.