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Excélsior

La Secretaría de Cultura de la Ciudad de México que encabeza Alfonso Suárez del Real compró, en los primeros cuatro meses de su administración, más de 38 mil nochebuenas, petunias, helechos, tulipanes holandeses, bugambilias y durantas cubanas, para embellecer tres actividades de su administración: Jardín Cultural del Zócalo, Las diferentes formas de amar y Noche de primavera.

Según cifras de la propia dependencia, el gasto asciende a 2.8 millones de pesos, como una inversión para recuperar el Zócalo con “plantas nativas” y como parte de los derechos culturales de los habitantes de la capital, justificó Suárez del Real en entrevista con Excélsior.

Estos gastos se han realizado mientras la Casa Refugio Citlaltépetl sólo recibió 500 mil pesos de presupuesto anual y la Fundación Elena Poniatowska se declaró en quiebra técnica.

Y sin contar las medidas de austeridad anunciadas, los cientos de empleados despedidos en el sector cultura, la insuficiente asignación de presupuestos al Fonca, el recorte de 176.5 mdp al INBA y de 9 mdp a Radio Educación.

¿No le parece que es un gasto innecesario?, se le preguntó a Suárez del Real. “No. En primer término, es una inversión y parte de los derechos culturales de los habitantes y visitantes de la Ciudad, el derecho a la memoria y a la recreación de esa memoria consagrado en su propia Constitución”.

Usted lo tiene que valorar en ese sentido (porque) estamos regresando ese recurso utilizado a los capitalinos que se llevan esa planta… Entonces forma parte de ese círculo virtuoso en que desde el productor hasta el último receptor de esa producción está quedando dentro de los habitantes de la Ciudad de México”, añadió.

¿No le parece un gasto fuera de sus atribuciones y del plan de austeridad? “Definitivamente no, porque de esa manera hemos logrado, en menos de cinco meses, recuperar un espíritu favorable al Zócalo. Dejó de ser Carbolandia, dejó de ser un espacio del negocio de privados para convertirse en la opción de recreación de los habitantes y visitantes de la Ciudad, con exposiciones temporales, que incluyen esas intervenciones florales. En ese sentido se cumple con creces el mandato que la población nos dio, de un uso mucho más racional y social del Zócalo capitalino del que se había dado en los últimos seis años”.

Y añadió: “Vamos a seguir utilizando esto sobre todo porque estamos generando un círculo productivo muy positivo con los productores y floricultores de los pueblos originarios de Xochimilco, Tláhuac y Tlalpan”.

 

SIN FACTURAS

 

Según un reporte obtenido vía transparencia, la SC local adquirió 13 mil 970 nochebuenas y mil helechos por un monto de 1 millón 646 mil 700 pesos, como parte del Jardín Cultural Zócalo, realizado del 5 al 12 de diciembre.

Se incluye un gasto por 967 mil 406 pesos para el evento Las diferentes formas de amar, del 14 de febrero, asignado a la empresa Viajes Premier S.A., con domicilio fiscal en la colonia Nápoles.

Suárez del Real aseguró  que esa factura involucraba otros gastos –que no detalló– y, a través de su área de difusión informó que el gasto real ascendió a 809 mil 681 pesos, e incluyó la compra de 12 mil 745 petunias, helechos, bugambilias, tulipanes holandeses y seis marcos florales.

Y añadió una compra más por 376 mil pesos, dividida en dos partes: 5 mil petunias colocadas en Tlatelolco (en un evento no especificado); y 6 mil 760 petunias y durantas cubanas, así como cortinas para jardineras y 4 mil bolsas de amaranto de 1 kilo para la Noche de Primavera del pasado 23 de marzo.

En total, la SC local gastó 2 millones 832 mil 381 pesos en tres eventos por concepto de plantas florales.

Sin embargo, en ningún  caso la dependencia aportó las facturas que comprobaran dichas compras, no reveló la lista de productores y floricultores beneficiados, y omitió la participación de la empresa Viajes Premier.

¿Cuál es la intención cultural de estas compras?, se le inquirió a Suárez del Real. “Recuperar el hecho de que el centro de la ciudad fue un corazón en donde floreció la vegetación y que el propio Zócalo capitalino, hasta muy entrado el siglo XX, tenía esa calidad de ser una plaza mayor jardinada”.

Y añadió: “Es algo que nosotros consideramos importante recuperar (porque) en el ideario de los capitalinos hubo un momento en el que el Zócalo fue un espacio en donde hubo especies vegetales e individuos arbóreos”.

¿Se justifican los precios pagados? “Usted puede investigarlo con los propios proveedores. Vea el costo de las plantas en ese momento. Estamos hablando además de que son plantas nativas del Valle de México, lo cual también tiene un costo dadas las condiciones en que se lleva a cabo el cultivo y el cuidado que requieren estas plantas”.

¿Cuál es el destino final de esas plantas? “Se regalan a la gente… se les avisa a través de redes sociales que el último día de la presencia del jardín se obsequiará una maceta por cada persona”.

¿Por qué realizar estos gastos mientras la Casa Refugio recibirá un presupuesto anual de 500 mil pesos? “No hay punto de comparación. Si lo quiere hacer usted, está en todo su derecho, pero yo creo que las garantías de acceso a los derechos culturales son de diferente índole. Mientras que en el Zócalo se está rescatando y recuperando el derecho a la memoria de un espacio público, de uso común y de goce estético, en la Casa Refugio se garantizan los derechos de promoción y difusión de los derechos humanos, a la par de los derechos culturales que asisten a los refugiados que de una forma u otra están presentes en esa casa”, concluyó.