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VICE

El 26 de abril de 1986, un reactor nuclear explotó en la Unión Soviética. Puede que ya lo sepas, tal vez porque te gusta la historia o simplemente porque eres fan de la exitosa miniserie de HBOChernobyl.

A raíz de la popularidad del programa, algunos espectadores expresaron en las redes sociales que la energía nuclear es demasiado peligrosa para usarla. Craig Mazin, escritor y productor de Chernobyl, comentó en abril en Twitter en abril: “La lección de Chernobyl no es que la energía nuclear moderna es peligrosa. La lección es que las mentiras, la arrogancia y la supresión de las críticas son peligrosas”.

Si bien la energía nuclear tiene sus riesgos, es una de las formas de energía más seguras, limpias y confiables del mundo. Debe ser regulada y monitoreada muy de cerca, pero su potencial para reducir drásticamente el consumo de combustibles fósiles y las emisiones de carbono no se puede ignorar.

Teniendo esto en cuenta, es importante comprender la realidad de lo que ocurrió la noche del 25 de abril de 1986, cuando el reactor Nº 4 de Chernóbil experimentó un colapso catastrófico durante una prueba de seguridad. La catástrofe causó que la radiación se extendiera por Rusia y Europa, y ha matado a miles de personas en los años transcurridos desde que ocurrió.

¿CÓMO FUNCIONABA EL REACTOR DE CHERNÓBIL?

Las centrales nucleares son básicamente máquinas de vapor de lujo. En una máquina de vapor, el agua hierve y se convierte en vapor, el cual hace girar una turbina y esto genera energía. En un reactor nuclear el calor causado por la fisión (la división del uranio) es lo que hace hervir el agua, para que una vez convertida en vapor haga girar las turbinas.

La fisión nuclear, es decir, la división de los átomos para liberar neutrones, es impredecible y volátil. Una reacción de fisión lleva a otra, y esta energía explosiva es lo que alimenta a las bombas nucleares. Para controlar la fisión en una planta de energía nuclear, los reactores usan barras de control hechas

de elementos como plata e iridio. Estas barras absorben los neutrones liberados durante la fisión y disminuyen la velocidad de fisión.

La planta de Chernóbil era un reactor de condensador de alta potencia (RBMK) que usaba agua para enfriar el núcleo y generar vapor para sus reacciones. Básicamente, la mayoría de las barras de control de Chernobyl estaban hechas de boro con punta de grafito.

Las barras de control se deslizaban dentro del reactor para disminuir la reactividad. El boro desaceleraba las reacciones, pero las puntas de grafito primero aumentaban la tasa de fisión. Este fue un defecto de diseño, y fue uno de los principales factores que causaron la explosión.

¿QUÉ CAUSÓ LA EXPLOSIÓN DEL REACTOR DE CHERNÓBIL?

Irónicamente, el 25 de abril, el personal de Chernóbil estaba realizando un experimento para hacer que la planta de energía fuera más segura.

En el caso de una falla de energía, la fisión continuaría pero el reactor aún necesitaría energía para hacer funcionar las bombas de agua. Los generadores diesel de respaldo utilizados por los soviéticos tardaban un minuto en empezar a funcionar. Los científicos soviéticos consideraban que un tiempo de espera de un minuto podría dar paso a un desastre, y querían utilizar parte del giro residual de la turbina nuclear apagada para cerrar esa brecha.

La noche del experimento, los trabajadores deshabilitaron el sistema de enfriamiento de emergencia del núcleo, el sistema de control automático local y el sistema de reducción de energía de emergencia. En el caso de un catástrofe nuclear, las computadoras de la planta estaban diseñadas para hundir las barras de control en el reactor para detener completamente la fisión. Los trabajadores de Chernóbil deshabilitaron este sistema, tomaron el control manual de las barras y sacaron la mayoría de las 211 barras de control del reactor.

Los estándares de seguridad en ese momento requerían un mínimo de 28 barras en el núcleo. Los obreros solo dejaron 18.

“Fue como si unos pilotos aviadores experimentaran con los motores en pleno vuelo”, dijo en 1987Valery Legasov, un químico soviético que en la serie Chernobyl de HBO fue interpretado por Jared Harris.

A la 1:23 AM, cuarenta segundos después de que comenzara el experimento, alguien presionó el botón de apagado de emergencia. Hasta el día de hoy, nadie está seguro de por qué fue presionado ese botón o quién lo presionó. Se suponía que el apagado de emergencia hundiría las barras de control dentro del reactor sobrecalentado y lo enfriaría por completo. Trágicamente, tuvo el efecto contrario.

Al presionar el botón, las barras de control con punta de grafito se sumergieron en el agua de refrigeración. Aunque el boro de las barras debía desacelerar la reacción, las puntas de grafito aumentaron brevemente la fisión en el núcleo.

La reacción inicial fue tan poderosa que rompió las barras de control, lo que provocó que se atascaran cuando apenas habían alcanzado un tercio de la profundidad que debían alcanzar, por lo cual solo las puntas de grafito reactivo quedaron hundidas dentro del agua refrigerante.

El reactor generó más vapor del que podía ventilar, las reacciones de fisión se desencadenaron y la presión del vapor causó una explosión que rompió las líneas de combustible e hizo volar el techo del reactor. Inmediatamente después, una segunda explosión arrojó trozos de grafito en el área circundante y comenzó a propagar la radiación.

Chernóbil estaba en llamas.

¿QUÉ SUCEDIÓ REALMENTE DESPUÉS DEL DESASTRE DE CHERNÓBIL?

Inmediatamente después del desastre, un informe de 1986 del Organismo Internacional de Energía Atómica (OIEA), basado en gran medida en fuentes soviéticas, culpó en su mayor parte a los operadores de la planta que deshabilitaron las medidas precautorias de seguridad para acelerar su experimento, y con eso violaron las normas y regulaciones existentes.

Luego, en 1992, un informe analizó lo ocurrido con más detalle: no había ni el más mínimo protocolo de seguridad, la comunicación entre los diseñadores y los operadores del reactor era deficiente y el propio reactor tenía fallas de diseño peligrosas.

En la ficción que presenta el programa de HBO, el personaje Legasov habla de las fallas del reactor RBMK durante el juicio de los operadores sobrevivientes de Chernóbil. Él culpa a esos operadores, pero explica que no podrían haber causado un desastre así de terrible en ningún otro reactor del mundo.

Por su honestidad, pierde tanto estatus como prestigio. Después de que un oficial de la KGB dicta la sentencia, Legasov lo presiona para que arregle los otros reactores RBMK defectuosos. “¿Por qué preocuparse por algo que no va a suceder?”, dice el oficial de la KGB.

“Eso es bueno”, responde Legasov. “Deberíamos ponerlo en nuestros billetes”.

Chernóbil fue un desastre donde la incompetencia burocrática coincidió con la ignorancia voluntaria y tuvo consecuencias trágicas que podían evitarse. Hubo innumerables momentos en los que el desastre podría haberse evitado si las personas involucradas —los ingenieros, los políticos y los operadores esa noche— hubieran retrocedido un poco y le hubieran dado crédito a lo que veían sus ojos.

La serie Chernobyl no es solo una historia acerca de los peligros de la energía nuclear, por lo que es probable que su vigencia perdure mucho más que la de una oferta alarmista como la de la película China Syndrome de 1979.

Esa película, también sobre un accidente nuclear, fue elogiada por Roger Ebert por “plantear preguntas inquietantes sobre cuán seguras son en verdad las centrales nucleares”. Tres días después del lanzamiento de la película, la central nuclear de Three Mile Island en Pensilvania sufrió un colapso parcial.

Este doble impacto, el del estreno de una exitosa película antinuclear y el del colapso parcial de una central nuclear, significó un atraso de décadas para la industria de la energía nuclear estadounidense.

Como Mazin tuiteó, se trata de los peligros de ignorar la verdad, de la arrogancia y del alto costo de las mentiras. Es por eso que explotó el reactor, por eso lo recordamos hoy en día, y por eso Chernobyl resultó ser una gran serie.