El periodista e historiador Juan de Oñate ha lanzado su nueva novela, El Efecto Peruggia(Entrelíneas Editores), una historia dividida en dos partes en la que narra cómo el robo de “La Mona Lisa” en 1911 convirtió esta obra en un icono “mitificando su valor artístico”, así como la devaluación del valor de El tránsito de la Virgen, de Andrea Mantegna, tras descubrirse su falsificación en 2018.
De Oñate explicó, en una entrevista conEuropa Press, que en este libro combina realidad y ficción a través de dos sucesos que ocurren en dos momentos de la historia: la sustracción de “La Mona Lisa” por parte del carpintero Vincenzo Peruggia en el París de principios del siglo XX y el nombramiento de Isabella Ferrara como directiva adjunta del Museo del Prado de Madrid en 2018, quien recibe la noticia de que el Mantegna no es auténtico.
“Lo que conecta estas dos historias son los dos tipos de mercado negro, diferenciados temporalmente, y la interpretación que se va haciendo en los dos momentos del valor de una obra, reflejando el prestigio de “La Mona Lisa” después del robo y la devaluación de la obra de El Prado tras los rumores sobre su autenticidad. Es un juego entre qué es valioso y qué no dentro del arte”, dijo el escritor.
Confesó que documentarse para escribir el robo de “La Gioconda” le “atrajo mucho” porque “ocurren muchas cosas detrás” como el auge de las falsificaciones, la venta de cuadros y “la creación del icono de esta obra”, que, a su juicio, no es la mejor de Da Vinci.
“Este cuadro estaba expuesto con otros muchos en una sala del Louvre en la que no había casi espacio, las obras estaban unas encima de otras. Desde su robo se genera por primera vez el emblema de lo que es “La Gioconda”, considerándolo el cuadro más importante del mundo. Hay obras en el Louvre iguales o mejores que ésta”, sentenció el escritor.
En este sentido, De Oñate subrayó que, en su opinión, el valor artístico de una obra “difiere de su valor comercial” o “del nivel de público que alcance”, al tiempo que destacó que una obra artística es valiosa cuando “evoluciona respecto a sus obras madres y sirve de inspiración para otros artistas”.
Asimismo, apuntó que algunas obras “sobrepasan su valor gracias al marketing”, resaltando el caso del “Guernica”, al que considera un cuadro “mucho más emblemático e icónico” por “las circunstancias históricas y los viajes que ha vivido.
Así, explicó que, en la segunda historia del libro, Isabella Ferrara comparte la teoría de que “La Mona Lisa” es “una obra maravillosa” pero que su popularidad es “producto de sus circunstancias”.
El autor también recordó que, en este sentido, el arte contemporáneo es “más complicado de analizar”, porque “la repercusión y la influencia” de obras del ‘quattrocento’ italiano, entre otros movimientos artísticos, en autores posteriores “se puede apreciar en la actualidad”; mientras que en lo contemporáneo se puede valorar “la novedad y cómo las obras rompen moldes”, pero “faltan años para poder hacer ese análisis”.
“El arte contemporáneo es una suma de los estético con lo comercial. Una obra vale lo que uno está dispuesto a pagar”, explicó.
PICASSO Y APOLLINAIRE, PRINCIPALES SOSPECHOSOS DEL ROBO
Por otra parte, el escritor ha comentado que uno de los hechos que más le llamó la atención de este acontecimiento histórico es que los primeros sospechosos del robo fueron Pablo Picasso y Guillaume Apollinaire porque, anteriormente, habían robado unas estatuillas (que inspiraron a Picasso para pintar “Las señoritas de Avignon”) porque eran dos “artistas polémicos que consideraban que los museos eran cárceles para las obras”.
Asimismo, el autor explicó que las autoridades también acusaron a otros pintores y artistas. “Me parece maravilloso porque esto explica cómo eran los artistas del momento: pendencieros y siempre metidos en reyertas”, comentó.
Asimismo, apuntó que detrás del robo de “La Mona Lisa” hay una “historia de acusaciones maravillosa”, en la que también se vieron envueltos los alemanes, un hecho que generó “tensión” a nivel internacional cuando el auténtico autor del crimen era Peruggia, un “carpintero humilde del propio museo”.
En este sentido, el autor destacó la “connotación patriótica” de este robo, un acontecimiento que despierta el sentimiento nacionalista de Italia y Francia “en vísperas de la Primera Guerra Mundial”.
“El ladrón es un inmigrante italiano que malvive en Francia, donde se consideraba que los inmigrantes iban a robar el trabajo, un poco lo que ocurre actualmente, lo que genera una confrontación diplomática entre Italia y Francia para recuperar el cuadro”, señaló.
Asimismo, indicó que aquella época Europa vivía una “necesidad de patriotismo importante” y los símbolos cobraban “mucho valor”, por lo que el robo de “La Gioconda” genera un “sentimiento de vacío entre los franceses” y “alimenta el sentimiento patriota de Italia”.
De Oñate alcaró que, en este contexto de “enfrentamientos simbólicos”, los italianos convierten “en un héroe” a Peruggia, que únicamente pasa siete meses en la cárcel, y solicitan a Francia que el cuadro, recuperado en Florencia, recorra los principales museos italianos antes de regresar al Louvre, una petición a la que Francia accede “para evitar un conflicto mayor”.