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La Razón Online

El glamour, la sofisticación y la creatividad en la moda se apoderaron de París en la semana en la que las reconocidas firmas de lujo presentan sus propuestas de Alta Costura, que en esta ocasión reinventaron el concepto de ésta al innovar con sus diseños que retoman la tecnología y la arquitectura.

Una de las casas de moda más esperadas para ver sus creaciones fue Chanel, ya que la maison comenzó su nueva era de haute couture con Virginie Viard, tras la muerte de Karl Lagerfeld, quien falleció en febrero pasado.

Viard convirtió en una biblioteca el Grand Palais des Beaux-Arts para mostrar una colección que retoma el tweed, tejido emblemático de Chanel, pero ahora lo reinventa con abrigos largos y abotonados, así como chaquetas que resaltan los hombros con detalles de flores.

Con un estilo “libre y fluido en el que está presente el allure de Chanel”, de acuerdo con Viard, la firma también creó diseños elegantes en terciopelo con plumas y algunos vestidos drapeados.

En la paleta de color predominó el coral, el burdeos, el blanco y el negro, Como únicos accesorios la maison se valió de cinturones para acentuar la silueta y zapatos bajos.

Mientras tanto otra de las casas de moda favoritas en esta exclusiva semana de la moda fue Dior. La firma dirigida por Maria Grazia Chiuri presentó una propuesta muy oscura para mostrar el arte de la construcción y el corte.

En su mayoría fueron piezas en tul, encajes tejidos y plumas lacadas en color negro, acampadas de velos y sombreros de red para darle un toque sofisticado y sensual.

Sin embargo, Grazia no sólo se inclinó por una propuesta “dark” y misteriosa, sino que añadió un toque de color con algunas prendas en tonos dorados. De ésta la que más llamó la atención fue un una reproducción de la sede histórica de Dior, en Avenue Montagne, convertida en vestido, pues la firma francesa considera que “un vestido es una obra de arquitectura, concebida para hacer más sublimes las proporciones del cuerpo de una mujer”.

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Por otra parte la holandesa Iris van Herpen incluyó la tecnología en su desfile realizado en la sala de conciertos Elysée Montmartre.

En el centro de la pasarela gira una gran escultura cinética que realizó el artista estadounidense Anthony Howe, que crea piezas que se mueven gracias al viento. El trabajo del artista inspiró la colección, ya que la modista holandesa presentó un vestido con ramas giratorias que hacían juego con la estructura del centro de la pasarela. Este vestido nombrado “infinity dress” tardó cuatro meses en ser elaborado.