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La Razón Online

Una bella y espectacular carroza arribó poco después de las 11:00 horas al Centro de Creación Literaria Xavier Villaurrutia, transportando los restos mortales del cronista del barrio Armando Ramírez, quien falleció ayer.

Aunque un poco retirado del barrio que lo vio nacer, Tepito, sus seres queridos y compañeros de la infancia ya lo esperaban, entre lágrimas y aferrados a su recuerdo y sonrisa.

Tomás Luna, representante de la Coalición de Organizaciones de la Zona Económica de Tepito, recordó a La Razón, entre lágrimas, cómo durante su infancia solía echar la cáscara con el escritor, “él era de la mera rinconada del barrio, lo conocí un día que andaba caminando, hicimos amistad. Era muy buena persona, nunca olvidó a Tepito, nos dio a conocer en cualquier lugar que se paraba, nos describía positivamente y nos llevó al mundo; por ello cada vez que iba bien recibido”.

“Se va un compañero nuestro, hizo una gran ayuda social en el barrio… que dios lo reciba en su lecho”, remató con un gran nudo en la garganta.

En tanto, su hijo Armando Ramírez expresó “la enseñanza que mi padre deja es ‘trabaja, esfuérzate, y solito vendrá lo demás; enamórate de tu trabajo’. No importa en dónde esté ahora, lo más probable es que seguirá contando historias”.