Edward Alan Ellis, investigador del Centro de Investigaciones Tropicales (Citro) de la Universidad Veracruzana (UV), planteó que la implementación de prácticas de tala de bajo impacto dentro del sistema silvícola de tala selectiva reduce las emisiones de bióxido de carbono (CO2) por aprovechamiento hasta en un 50 por ciento, según investigación realizada a nivel internacional.
El universitario participó en un proyecto de investigación desarrollado por una asociación de conservación internacional, The Nature Conservancy, que tuvo por objetivo evaluar cómo las prácticas de tala de bajo impacto, como la tala dirigida, planeación de carriles y caminos, y uso de tecnologías alternativas para sacar madera, reducen los daños en las selvas y las emisiones de carbono.
El proyecto duró alrededor de dos años, de 2015 a 2017, se realizó en África (Gabón, República del Congo y la República Democrática del Congo), Indonesia, Surinam, Perú y México, donde se muestrearon 10 mil hectáreas. Los resultados fueron publicados en enero de 2019 en una edición especial de la revista Forest ecology and management (https://www.sciencedirect.com/journal/forest-ecology-and-management/special-issue/10S98JTL155).
El estudio en México fue realizado por el investigador del Citro en la zona de la península de Yucatán, que es donde se registran las manchas de selva más grandes del país –conocida como la selva maya–, incluso es la segunda extensión más grande que existe en el continente americano, después de la Amazonia.
“Se seleccionaron estos países porque es donde se practica la tala selectiva en los bosques tropicales como una forma para extraer la madera, queríamos implementar una metodología paralela y comparar los casos entre sí.”
Apuntó que la investigación se enfocó en estudiar y analizar cómo las prácticas de tala de bajo impacto pueden reducir las emisiones de carbono, conservar las selvas y mejorar el contexto de conservación dentro del manejo forestal.
¿En qué consiste el sistema silvícola de tala selectiva?
Aunque en las selvas tropicales existe una gran variedad de especies, son muy pocas las que tienen un valor para el mercado maderable; entonces, explicó, este método consiste en hacer un inventario de los árboles existentes, identificar las especies y saber si cuentan con el diámetro apropiado para ser aprovechado.
Después de identificar dónde se ubica el árbol, se procede a cortarlo y luego arrastrar los troncos con ayuda de un tractor forestal. En algunos casos se aplican prácticas de tala de bajo impacto, ocasionando el menor daño posible a la vegetación y suelos.
“Con este estudio pudimos analizar y cuantificar cómo estas mejores prácticas buscan afectar lo menos posible a la selva y reducen emisiones.”
Dijo que en México se detectó una práctica mejorada y diferente, “en lugar de usar un tractor forestal, que es más amplio y grande, se utiliza un tractor agrícola modificado, por lo tanto su huella en la selva y emisiones por aprovechamiento es menor”.
Península de Yucatán
Con respecto a la investigación desarrollada en la península de Yucatán, con especial énfasis en los estados de Quintana Roo y Campeche, Edward Allan Ellis mencionó que estudiaron 10 ejidos, de los cuales cinco implementan prácticas de la tala de bajo impacto (dos certificados por una entidad internacional por un buen manejo forestal) y los otros cinco no la implementaban.
“El estudio arrojó que con estas prácticas se reducían las emisiones por el impacto en la selva hasta en un 50 por ciento. Para nosotros fueron muy prometedores los resultados.”
Además, se encontró que en las selvas manejadas con tala selectiva en México se tuvo una conservación de entre un 80 y 90 por ciento en las áreas de corta, con un impacto o daño en el área de aproximadamente un 20 por ciento.
Junto con las áreas naturales protegidas, estas selvas manejadas aportan a la conservación de biodiversidad. “Sabemos que no podemos proteger todo y no hay dinero para mantener a todas las áreas naturales; aparte, siempre se hará uso de la madera, siempre habrá una necesidad, pero debemos considerar que es mejor usar madera que concreto o metales que emiten más emisiones de carbono al ambiente.”
Por último, dijo que estas prácticas de tala de bajo impacto podrían ser aplicadas en los bosques de pino, incluso puede tener buenos resultados en materia de conservación.