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Universidad Veracruzana

Francisco Córdoba Montiel, responsable del Área de Sismología del Observatorio Sismológico y Vulcanológico (OSV) del Centro de Ciencias de la Tierra de la Universidad Veracruzana (UV), informó que el dos por ciento de la actividad sísmica nacional se registra en el estado de Veracruz. 

De acuerdo con datos del Servicio Sismológico Nacional (SSN), entre 2014 y 2019 en la entidad se han registrado mil 880 eventos de este tipo, alrededor de 500 anuales, la mayoría en las regiones centro y sur, agregó Francisco Córdoba, quien el miércoles 18 de septiembre ofreció la ponencia “Placas tectónicas y red sísmica” en la 3ª Semana de Universidad Segura 2019, organizada por el Sistema Universitario de Gestión Integral del Riesgo. 

Al cumplirse dos años de los eventos sísmicos registrados en el estado de Oaxaca y en la Ciudad de México, el 7 y 19 de septiembre de 2017, respectivamente, el especialista e investigador habló de la necesidad de contar con redes e instrumentos para estudiar el fenómeno y así tomar medidas al respecto. 

En la sala de videoconferencias de la Unidad de Servicios Bibliotecarios y de Información, donde se desarrolla este evento que culmina el próximo viernes 20, señaló que Veracruz forma parte de la Red Sísmica Nacional dependiente del SSN de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM). Dicho organismo está conformado por un equipo de expertos, quienes diariamente monitorean la actividad sísmica del país. 

Al hablar del territorio veracruzano, indicó que la mayoría de los sismos ocurridos son profundos y de magnitudes no muy grandes, pues el más importante ha sido de 6.4, y el resto por debajo de 4. 

Casi todos se concentran en el sur de la entidad, cerca del istmo de Tehuantepec, donde actualmente se realizan estudios para determinar espesores y modelos de la estructura de la corteza terrestre. 

Cabe mencionar que en esa zona deben considerarse los sismos interplaca (ocurridos en los límites de dos placas tectónicas), y aunque ocurren a profundidades mayores, no debe descartarse un evento de magnitud importante. 

En la zona norte, por ejemplo, la actividad es muy escasa y somera, no se detectan sismos profundos; sin embargo, en la región centro la historia demuestra que los intraplaca (en una sola placa tectónica) pueden originar cuantiosos daños. 

Lo anterior, al referirse a los dos eventos más característicos ocurridos en 1920 y 1973 en Xalapa y Orizaba, respectivamente. El primero de magnitud 6.4 y a una profundidad de 15 kilómetros, y el segundo por arriba de 7. 

“Mientras más superficiales sean los sismos, mayor probabilidad hay de generar ondas consideradas dañinas.” 

De acuerdo con otra base de información, Córdoba Montiel reveló que durante el primer trimestre de 2019, en un área cercana a la ciudad de Xalapa se han presentado 34 eventos, es decir, en la misma región donde ocurrió el sismo de 1920. 

En función de los daños, el terremoto de la Ciudad de México de 1985 ocasionó mayor número de pérdidas humanas, seguidos de los eventos del estado de Veracruz. No obstante, en México hay una secuencia sísmica y un sistema de fallas activo. 

Por ello debe prevalecer en general una cultura de prevención y de esfuerzos, donde la UV tiene un papel protagónico, enfatizó. 

También reiteró la necesidad de contar con instrumentos de medición precisos para establecer el peligro sísmico al que está expuesta la población. 

Por: Claudia Peralta Vázquez