Las celestiales voces de los solistas del Ensamble de Bellas Artes, dirigidos Christian Gohmer, hacían reverberar sus magistrales cantos en cada uno de los rincones del Palacio de Bellas Artes, entonaban una selección de la “Misa de Gloria Solemne”, de Gioacchino Rossini, mientras poco a poco la gente entraba al titánico recinto a despedir al último tlamatini de México, el historiador y filósofo Miguel León-Portilla, quien falleció el pasado martes.
En primera fila yacían con un serio semblante, la secretaria de Cultura, Alejandra Frausto; la directora del INBAL, Lucina Jiménez; el titular del INAH, Diego Prieto; la subsecretaria de Diversidad Cultura, Natalia Toledo; el poeta Víctor Cata y Gerardo Hierro, nieto del filósofo.
En lo más alto del palacio se colocó un retrato monocromático del historiador, en el que resalta la amplia sonrisa y el rostro bonachón que lo caracterizaba. Al término de las arias angelicales, poetas en lenguas indígenas: la mixteca Nadia López, el mixe Juventino Gutiérrez, la totonaca Alejandra Cruz, el zapoteco Víctor Cata y el nahua Iván León recitaron poesía con dolor y nostalgia.
A las 12:00 horas arribaron los restos del autor de ‘Visión de los vencidos‘. En el féretro, la secretaria Alejandra Frausto colocó la bandera de México, y sobre ésta, el rector de la UNAM, Enrique Graue puso la de la máxima casa de estudios.
Frausto expresó, con la voz cortada y resistiendo el llanto: “Buenos días…No lo son tanto para México; hoy estamos despidiendo al gran tlamatini; hoy el palacio abre sus puertas para uno de los grandes; hoy despedimos a un sabio, pero no cualquiera: un sabio generoso que supo sembrar el amor al conocimiento al estudio y a este México diverso, extraordinario que tenemos”.
