Al clausurar oficialmente la Escuela Complutense Latinoamericana (ECL), programa institucional de la Universidad Complutense de Madrid (UCM) que en 2019 tuvo como sede la Universidad Veracruzana (UV), Dámaso López García, vicerrector de Relaciones Internacionales y Cooperación de la institución española, recalcó que la internacionalización no es nueva en las universidades sino que forma parte de su esencia.
López García es también profesor de filología inglesa en la Facultad de Filología y cuenta con varios libros y artículos publicados, así como traducciones de Joseph Conrad, Robert Louis Stevenson, Lytton Strachey y Virginia Woolf.
Previo al evento oficial de clausura, el académico y catedrático brindó una entrevista en la que reflexionó sobre el impacto que tiene este tipo de experiencia en la formación académica y personal.
La ECL es un esfuerzo no sólo institucional sino de académicos, por la inversión en recursos tanto económicos como humanos…
La gestión es muy importante; nosotros hacemos lo que hace cualquier universidad: cursos donde hay estudiantes y una serie de elementos comunes, pero hacer una actividad de esta índole significa improvisar una pequeña universidad muy diversa durante un breve tiempo y eso moviliza una enorme cantidad de recursos, sobre todo en la gestión.
Tenemos la fortuna de contar con la colaboración de la Universidad Veracruzana; por otra parte, la Complutense cuenta con los recursos que aporta la Fundación General Complutense, que son invaluables no sólo en términos materiales sino que son impagables por el muy buen trabajo que hace la fundación, lo cual es digno de agradecimiento por parte de todos, pues hacen su trabajo con un nivel de excelencia admirable.
A lo que aspiramos, sobre todo, es a favorecer a los estudiantes y a las instituciones con las que colaboramos, en este caso con la Universidad Veracruzana.
En la UV se impulsa la internacionalización y desde 2006 la Complutense desarrolla la ECL en este sentido, ¿por qué es importante fortalecer esta área de las universidades?
Creo que la esencia de las universidades es ser internacionales, desde que existe. Hay un fundamento básico, incluso el propio concepto de universidad remite al universo y la inabarcabilidad del concepto nos pone en la situación de que aprender no es solamente estar en un aula con los profesores, los libros de texto y los compañeros.
La raíz fundamental es el conocimiento que arraiga en el suelo de forma recíproca, de manera que nosotros no venimos aquí a enseñar, sino a aprender de ustedes, porque el conocimiento sólo puede florecer donde hay contrastes, donde hay aportaciones que incluso pueden ser inesperadas.
Un alumno, un profesor a veces necesita salir de su zona de confort y lo que buscamos todos es encontrar aquellas experiencias que nos sean útiles para el progreso general de la humanidad.
Sé que esto es una cosa muy vaga, pero es realmente importante esta idea de que el conocimiento es como un elemento gaseoso que nos envuelve a todos y que en cualquier momento puede surgir esa chispa que puede generar implicaciones y no sabemos dónde acabará.
Quiero decirle que si las universidades no son internacionales, no son universidades; quiere decir que el conocimiento, esté donde esté, hay que ir a buscarlo.
El conocimiento en realidad propicia formas de relación que, a su vez, propician nuevas formas de conocimiento, de manera que muchas universidades desean figurar favorablemente en el renglón de internacionalización porque es un elemento que se valora en los rankings, pero dejando eso aparte, creo que es una aspiración que no es nueva, aunque es una realimentación que da prestigio.
Quiero aclarar que no lo desdeño, al contrario, pero su esencia radica en que el conocimiento puede florecer y extenderse cuando se encuentran distintas formas de pensar y hacer las cosas; ésta es la esencia del conocimiento.
¿Esto es lo que busca realizar la Escuela Complutense Latinoamericana?
En realidad busca entablar relaciones con países con los que hemos tenido históricamente una relación estrecha y con los que compartimos formas de ver fenómenos, aspectos de la cultura, tradiciones científicas y académicas; es una forma de internacionalización que nos la facilita el uso de la lengua y las tradiciones a las que me refiero.
Pero no es sólo eso, tenemos relaciones con una diversidad de países y vamos a empezar ahora otro tipo de escuelas con países africanos, por ese deseo de que la internacionalización nos abra hacia otras culturas, otras formas de ser y de pensar que son estimulantes para nosotros y esperamos que sea estimulante lo que pueda ofrecer la Universidad Complutense.
Es una labor estimulante no sólo para los alumnos, también para los profesores…
Sin duda, porque los profesores tienen que cooperar, también pueden venir a aprender y seguramente hay cosas en las que son expertos y otras cosas en las que hay mejor atención en nuestro país y que podemos integrar en el conocimiento. En eso consiste precisamente el intercambio, en colaborar, que significa trabajar juntos y ese es nuestro ideal.
¿Qué resultados podemos esperar ahora que finalizó la Escuela Complutense Latinoamericana?
Quizá no debería intentar describirlo porque posiblemente me quedaría corto y no sería capaz de decir todas aquellas cosas positivas. Una profesora de la UV me comentaba que fue alumna de la Complutense, lo que me llena de legítimo orgullo, estoy seguro de que en Madrid habrá estudiantes que son titulados por la Universidad Veracruzana y están orgullosos de haber egresado de ella.
Pero en realidad es difícil predecirlo. Imaginemos un estudiante que descubre en una de estas Escuelas Complutenses su vocación. ¿Cómo medimos eso? No vamos a saber nunca que eso ocurrió, pero es algo que se espera de la ECL, que sirva para despertar ilusión e interés; lo otro son relaciones entre las instituciones y es muy importante, ¿por qué? Porque si ya hemos descubierto que estas relaciones pueden propiciar una investigación futura, una colaboración entre profesores, éste es el fin último pero es difícilmente cuantificable, ni siquiera expresable.
No solamente es el deseo egoísta de ambas instituciones de seguir manteniendo esta relación porque tenemos un interés recíproco, por supuesto, pero no lo mantenemos para nosotros, es para los estudiantes pues creemos en las instituciones y que debemos fomentar una colaboración significativa para ellas.
Hablo de cosas significativas que a la vez son difíciles de demostrar porque, ¿quién dentro de 20 años que reciba un premio de investigación dirá que descubrió su vocación en la Escuela Complutense Latinoamericana? Esto a lo mejor no va a ocurrir pero la aspiración final es ésa, aunque es difícil de medir en términos cuantificables.
Por:David Sandoval Rodríguez